I - Inocencia perdida

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"Cuida a Sammy"

"¡Se un hombre!"

"Tener miedo te matará Dean."

"Tienes que ser fuerte."

"Hazlo por Sam.."

Desde muy pequeño, por culpa de la muerte de su madre y el quiebre mental de su padre, su vida dio un giro de 180 grados, todo lo que su pequeña mente de infante había creído, fue despedazado completamente y tuvo que hacerse hombre aun cuando era un niño. Maduró tan rápido que ya ni recordaba la última vez que se sentía en paz y no tuviera que estar alerta por el bienestar de su hermano menor. Ya que sabía lo que se escondía en la más profunda oscuridad o a la vuelta de la esquina. Sinceramente, hubiera preferido nunca saberlo y vivir una vida normal con su padre y hermano, pero Dios fue un miserable con ellos.

Lo menos que podía hacer era cuidar de Sam y darle en la medida de lo posible una vida "normal" mientras su padre se iba por un caso y los dejaba muchas veces sin nada para comer por varios días. Robar se volvió una rutina y poco a poco dejó de sentirse culpable al ver la sonrisa en el rostro de su hermano. Odiaba su vida, odiaba a su padre, odiaba a los monstruos, odiaba todo, menos a Sam.

Sam era aquel pequeño rayo de luz que lo mantenía cuerdo.

Aunque le jugaría en contra.

Con el pasar de los años, Dean no solo aprendió el arte (si es que se le podía llamar así) de la caza de criaturas sobrenaturales, también descubrió por su cuenta, el mundo de la sexualidad, a partir de los dieciséis años. John no era de explicar nada que no tuviera que ver con la caza y conocimientos básicos de uso de armas y primeros auxilios, así que no le quedaba de otra más que husmear entre las revistas eróticas de su padre y la poca información que la escuela le brindaba, además de uno que otro revolcón ocasional con las chicas que llegaba a conocer, en los pueblos que paraban cada tanto por un caso. En ese tiempo, Sam empezó a revelarse contra su padre, su carácter se volvió fuerte y tanto padre como hijo menor parecían dos leones dispuestos a pelearse a muerte, si era necesario, Dean siempre estaba ahí para ser el mediador en lo que podía y así evitar una golpiza en los rostros de sus familiares. Dean sabía que Sam estaba en lo correcto en muchas ocasiones, pero no podía llevarle la contra a su padre a menos que sea algo muy importante y se vio obligado muchas veces tener que parar a John cuando este perdía los estribos con el menor, porque el vínculo que había formado con su hermano, no era el mismo que tenía con su padre; se podría decir que no tenía padre en realidad. Recordaba una ocasión en la Sam le había dicho "papá" cuando apenas estaba aprendiendo a hablar y tuvo que corregirle.

Una noche, a los 19 años, se quedó con Sam en aquel motel donde se estaban hospedando, la ultima cacería le había dejado el hombro herido y no era bueno cazar así, solo sería un estorbo, en palabras de su padre. Sammy estaba terminando una tarea de la escuela, mientras él veía una de las tantas novelas disponibles en la programación del cable. Hubo una escena un tanto subida de tono, fue incómodo ya que Sam se paralizó al igual que el y se miraron con las mejillas rojas, Dean tuvo que cambiar de canal pero no pudo hacer mucho por la erección que se la había formado en sus pantalones, estaba adolorido.

Sam, se le quedó viendo y se le acercó.

—Dean..

—¿Qué pasa enano?

—Eso.. Emm.. de la televisión.. ¿lo has hecho verdad?—la pregunta cayó como balde de agua fría y por unos segundos no sabía que decir. Hasta que reaccionó, su hermano era un curioso de primera, así que tarde o temprano le preguntaría sobre algo como eso.

—No mucho, pero sí.—luego de una cacería o bien estaba agotado u herido, así que tenía poco tiempo para ese tipo de cosas.

—Entonces.. has tenido sexo.—La conversación era incómoda, podía sentir sus orejas arder un poco, suspiró.

—Sí Sam, he tenido sexo. 

—Y.. ¿con quién lo has hecho..?

—¿Por qué tanta indagación? Es raro hablar de eso contigo, niño.

—Lo siento Dean, pues.. uhg no sé como decirlo—Sam tocó su nuca, sus mejillas estaban rojas y con su otra mano jalo un poco de su camiseta—me sentí raro, al ver eso..—el castaño miro avergonzado al mayor.

Entonces, el rubio bajó la mirada hacia el short de su hermano y noto un pequeño bulto en el. Una extraña y muy rara sensación recorrió su espalda y sintió como su cuerpo empezaba a reaccionar ante aquella discreta revelación, asustándolo.

"Oh dios mío" pensó. 

—D-Date una ducha fría y se te pasará.. ese problema—atino a decir luego de unos segundos de puro silencio.

—Pero.. ¿y si regresa? ¿Se me pasaría teniendo sexo?—Sam no daba su brazo a torcer y en este momento maldecía lo inteligente que era su hermano.

—Sí.. No.. ah, Sam solo date una ducha ¿ok?—dijo apartando la mirada. "Aun es un niño por Dios"

—Okay.—respondió el menor y fue hacia el baño, Dean suspiró, vio debajo de la sábana y su erección estaba muy dura, roja y brillante. "Mierda".

Ese día, fue el inicio de su locura. La imagen de su hermano excitado y vulnerable, no se le iba de la cabeza, por más que intentara, sea viendo videos eróticos o masturbarse, ahí estaba, siendo el detonante para su enfermo orgasmo y la poca inocencia que le quedaba, se había perdido.

Retorcida Tentación [ᴡɪɴᴄᴇꜱᴛ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora