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Los nervios de Marcos estaban a mil mientras esperaba a que Santiago diga el segundo salvado, le ponía tanto suspenso que se estaba muriendo de ganas por saber quien sería.

No quería que Agustín abandonará la casa, tenía que ser salvado.

— Quien sigue en competencia es...—

Más segundos de silencio y Marcos se estaba desesperando.
Pero cuando Santiago grito el nombre del ojiazul, pudo largar un suspiro que estaba conteniendo de hace mucho, sonrió y miró a su amigo, que se había levantado a festejar, la mayoría estaba con cara de orto, por ejemplo, Juan, que le dio una mirada de asco a Agustín, al igual que Tora y Mora, que no podían creer que lo habían salvado a ese pajero.

Chau Mora.

La cara de Lucila era simplemente iconico de ver, Agustín quería reírse en la cara de ellas y su grupito nefasto.
Todos abrazaban a Mora, ¡Cata estaba a punto de llorar! Todos estaban ahí, consolando a Cata y hablando con la que iba a dejar la casa. Pero en un rincón, estaban Agustín y Marcos, abrazados.

El platense sentía una rara timidez cuando Marcos fue y le dio el abrazo y dijo palabras que no pudo escuchar por el griterío que había de fondo, escondió su rostro en el cuello del mas alto y se dejó llevar, Marcos envolvió sus brazos alrededor de ese cuerpo, estaban en su burbuja, en donde nadie podía molestarlos, en donde solo eran ellos dos.

— Estaba preocupado primo...de que seas vos el que tenia que abandonar la casa— Le murmuró.

— De acá no me voy ni en pedo, los voy a sacar uno por uno, ya sabes quienes—

Se hacia el malo y estaba acurrucado en el cuello de Marcos como un nene chiquito.

El salteño trato de no llevar sus manos a otro lado, pero fallo en el intento, ya que mientras Agustín hablaba, sus manos estaban en su cintura como la otra vez, pero el agarre era más suave, cuando el mas bajo alzó la cabeza y miró a los ojos a Marcos, este le dio un beso en la mejilla.

A Agustín le dolía no poder decirle a su amigo el amor que le tenía, no sabía lo mucho que lo amaba, se quedaría junto a Marcos hasta que todos se vayan, hasta que el mundo se acabe de la manera mas horrenda, él quería estar ahí, con Marcos.
Marcos...Marcos lo hacía sentir vivo,
era como su complementario, la parte que le hacia falta para darle significado a la vida, lo apreciaba.

Marcos estaba en las mismas, cayó ante Agustín, se dio cuenta que su manera de demostrarle cariño era el contacto físico, siempre que podía, lo abrazaba, le tocaba la rodilla o le acariciaba el cabello, no podia estar despegado de Agus, él irradiaba una magia que mejoraba el día, y un calor se apoderaba en su cuerpo cuando charlaba con el platense, ese calor era algo llamado amor.

Marcos era la razón del brillo en los ojos de Agustín.
Gustar no era la palabra adecuada para describir lo que sentía Agustín por Marcos, era algo más fuerte que solo gustar. Él pensaba que era torpe y muy inseguro con ese tipo de temas, por lo que se mantuvo quieto y callado cuando sintió esas manos grandes envolviéndose en su cintura, y cuando esos labios se posaron en su mejilla, dando un pequeño beso, apenas fue un roce, pero Agustín sonreía como un bobo.

Estaba bastante confundido.

Marcos era el sol, iluminaba todo lo malo en el ambiente horrible de la casa.
Estaba enamorado tontamente.

Aveces solo quería decir que estaba enamorado, pero tantas cosas lo detenían y se callaba a sí mismo.
Tantas cosas, son tan pocas.

Marcos todo el día trataba de disimularlo, pero no podía, de alguna manera, terminaba pegado a él, acaricandolo o hablándole.

¿Pensas en mi como yo pienso en vos?
Pensó hace poco Agustín mientras sucedía lo de Julieta y esos celos que sentía.

Querían soltar todo, todo lo que tenían guardado para decir, para confesar.

Agustín sentía que con Marcos podía expresar bien sus sentimientos y molestias, quería tantas cosas pero a la vez no sabia muy bien lo que queria.

Marcos era alguien tan puro y amable, alguien con el que Agustín podía ser él mismo, podían hablar de diversas cosas sin aburrirse, tal vez no compartían muchos gustos pero se entendían a la perfección y se interesaban el uno al otro, quería saber más sobre las cosas que le gustaban a Marcos, y Marcos quería saber más sobre las cosas que le gustaban a Agustín.

Marcos era más que perfección, él merecía otra definición, otra más superior.

Agustín era alguien magnífico que merecía más, no burlas, no criticas, él merecía ser querido.

Alexis miraba todo desde lejos.

Aviso q publique un margus donde se conocen en una playa en verano, por si quieren leer <33

machito ; margus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora