Un chico de un país hispanohablante, es contactado por el Emperador, para evitar la actualidad de milenio 41.
Asi el chico tendra que remplazar a uno de los hijos del emperador, aquel que dirige la II legión de astartes
Antonio Santiago, un chico de 16 años fanático del universo de Warhammer 40k, gracias a la gran fortuna de su padre, Antonio logro tener muchas figuras de este gran universo, junto a la mayoría de libros que se encuentran en español.
Antonio se levanta a las 6 a.m. para ir al colegio, un día común si no fuera por un detalle, hoy abra un gran evento de Warhammer en su ciudad, Antonio estaba muy emocionado, el siempre quiso jugar al juego de mesa y al fin usar su ejercito de ultramarinas y a su enorme titan emperator.
Ya listo para el colegio, este sale de su casa enorme de un color blanco y negro, y en el garaje un hermoso auto.
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Sin duda alguna Antonio tenia una vida prestigiosa, viviendo en un barrio hermoso con casas parecidas a la de el, con calles sin grietas o agujeros.
mientras iba caminado en las hermosas calles de su ciudad, se topa con Alejandro, el típico chico tímido que no habla con mucha gente por no decir con nadie.
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Alejandro compartía el mismo hobby con Antonio, su ejercito es uno de la guardia imperial, el siempre dice que desearía tener la valentía de esos tipos.
Alejandro: h-hola A-Antonio.
A si, Alejandro al parecer le cuesta hablar por su misma timidez, Antonio le da exactamente igual, lo único que le importa es entender lo que dice Alejandro aunque a veces hay días que habla en un chino antiguo.
Antonio: ¿Qué tal Alejandro?, aun sigues hablando como todo un tartamudo.
Antonio siempre molestaba de una forma amistosa a Alejandro , aunque esto no le agradaba mucho a Alejandro, que al parecer frunció el ceño por el comentario de Antonio.
Alejandro: Ca-cállate, sabes que me cuesta hablar
Antonio: Vieras que no lo había notado
Alejandro solo miro molesto a Antonio, quien solo estaba quieto con una media sonrisa
Alejandro: Va-vamos a la escuela, an-antes de que te de u-una pa-paliza
Antonio: ajá bola de nervios, vámonos que se nos hace tarde