I : en un tren sobre las montañas

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Un hilo de luz le ilumina los ojos a través de los párpados pero no quiere despertar. 

Está en el bosque, mirando el reloj que corre en segundos, deseando con todas sus fuerzas el nuevo récord que siempre la emociona. Como es de esperarse, Ava pasa a toda velocidad dando un grito en el último tramo. 

- Concentrada hasta el final - dice acercándose. Ava pega un salto y se trepa en su espalda, abrazándola por el cuello - Ava... 

- No me rete hermana - Ava frunce los labios fingiendo tristeza, con el mentón rozándole el hombro. Bea la mira de reojo y no puede impedir sonreír. - oh, mira eso - Ava le presiona la mejilla con el dedo - tan tiernita...

- Bueno, creo que hoy haremos otro par de kilómetros - Ava salta de su espalda y camina en reversa

- Okey, y la que llega última es lavaplatos por una semana - sonríe, se da la vuelta y empieza a correr a toda velocidad, en zig zag, dando volteretas, gritando su nombre...

Beatrice sonríe, pensando por un momento a quién le ha tocado entrenar. Se ve tan pequeña a lo lejos, tan delicada de cerca, con todo un universo ardiendo ahí adentro, preparado para salvar el mundo... De pronto, unas ráfagas cruzan el camino, imágenes de un baile, ambas riendo mirándose sin animarse a decir nada. 

Cuando cae en cuenta el sol se ha ido y Ava la llama desde algún rincón del bosque. Beatrice mira para todos lados, pero el camino  se vuelve más angosto y la voz rebota entre los árboles hasta perderse. Las imágenes del bar vuelven como flashes, dos cuerpos rozándose, un corazón latiendo con furia, risas haciendo eco en las piedras, miradas... 

Todo se vuelve lindo y desesperante a la vez. 

La luz exterior se proyecta de nuevo en sus parpados ahora con más fuerza pero se resiste a levantarlos, quiere seguir escuchándola decir su nombre. De pronto, siente que alguien la agarra y pega un salto. Despierta sosteniendo con fuerza el antebrazo de una mujer. 

- Yo...perdón - dice mientras le suelta el brazo con delicadeza. La joven se lleva la mano consigo dándose unos pequeños masajes, algo sorprendida.

- No... está bien - le dice - no te quería despertar pero parecía que ibas a gritar - susrra acercándose desde el otro lado del pasillo - empezaban a mirarte raro. 

Bea mira hacia los lados, viendo como los señores de atrás se limitan a revolear los ojos.

- Perdón - Beatrice se endereza en el asiento, arreglándose la camisa. Vuelve la cabeza hacia la joven - Perdón, ¿y qué decía?

- Algo de un aro - dice sonriendo - Pero tranquila, siempre pasa.  ¿Cómo te llamas? 

- Helena- le contesta, sorprendida de lo que acaba de decir, ¿Helena, en serio?

- ¿Y dónde estás yendo? - Beatrice mira un punto fijo en la butaca de la chica

- En las montañas... - suelta, intentando sonreír. La joven le devuelve la sonrisa, incómoda, vuelve a mirar la pantalla del celular.

Beatrice gira la cabeza hasta concentrarse en las montañas al otro lado de la ventanilla. Cierra los ojos para concentrarse en los sonidos de la máquina. El tren sigue su camino, todavía no ha pensando en dónde bajarse o mejor dicho, dónde termina su recorrido. 

¿Qué habré dicho sobre el Aro? se pregunta. Quiere volver a dormirse pero el amanecer ya le canta que no podrá. La realidad es que no tiene sueño, tampoco quiere volver a soñar, lo que quiere es volver a soñarla. 

Un nuevo horizonte - AvatriceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora