Capítulo 8

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Eran las ocho y media de la mañana, mis padres estaban cargando el equipaje en el coche, Olivia se encargaba de revisar que todo quedaba bien cerrado y que todos los aparatos electrónicos estaban desconectados, Jaime y Marta estaban en la cocina metiendo los sándwiches y la bebida para el viaje en una pequeña cesta.
Estaba terminando de colocar algunas cosas en la maleta cuando me entró un mensaje en el movil, miré la pantalla y rápidamente vi el nombre de Lucas "Estoy en la puerta de tu casa ¿podemos hablar? " por un momento me quedé paralizada, empecé a ponerme nerviosa y las manos comenzaron a sudarme. Pensé que después de lo de ayer yo ya era agua pasada para él, pensé que ya no tendría que volver a verle hasta que volviéramos del viaje a Barcelona, pero me equivocaba,
estaba en la puerta de mi casa, y quería hablar conmigo. Me acomodé el pelo con ambas manos y baje las escaleras hacia la puerta mientras respiraba lentamente para conseguir tranquilizarme un poco.
- Hola (dije nada más salir mientras cerraba la puerta con delicadeza)
- Hola (soltó un suspiro) probablemente no quieras verme, ni mirarme a la cara, y lo entiendo, ayer la situación se me fue de las manos, y se que no sirve de nada que venga ahora y te lo explique porque ya no puedo cambiar lo que pasó ayer pero... No se, cuando me dijiste que te ibas pensé que te iba a perder, todo lo que hemos pasado para estar juntos y resulta que ahora te vas... Se que tu no tienes la culpa de nada pero por un momento me sentí solo y no se porque reaccioné así , no sabía que decir, no quería que te fueras y no sabía como parar ese nudo que se me estaba haciendo en el estómago, todo lo que te dije es mentira, sabes que tu no eres así, sabes que me gustas y sabes que te quiero y que jamás pensaré nada así de ti porque eres perfecta tal y como eres y cada vez que recuerdo tu cara llena de lágrimas por mi culpa te juro que... (sus ojos empezaron a empañarse intentó ocultarlo mientras desviaba la mirada hacia el suelo) de verdad, me comporté como un gilipollas inmaduro , yo solo quiero intentar...
Sin dejarle acabar me lancé a sus brazos y le abracé lo mas fuerte que pude
- Te juro que lo siento , hablaba sin pensar, solo que estaba tan enfadado que las palabras salían solas y tu no parabas de llorar y yo...( decía mientras comenzaba a llorar desconsoladamente) Lo siento
Noté como mi hombro descubierto iba empapándose de lágrimas y en ese momento el corazón se me partió en dos
- Lucas, escúchame, los dos nos equivocamos, todo el mundo se equivoca, si tu lo olvidas... yo lo olvido... ¿vale?
- Vale (contestó con la voz entrecortada mientras sus lágrimas seguían mojando mi hombro)
Acerqué mi boca hacía su cuello y lo besé suavemente, él apretó mi cuerpo contra el suyo aun más
- No sabes cuanto voy a echarte de menos
- Créeme que sí, supongo que será más o menos lo mismo que voy a echarte de menos yo
dije riendo intentando quitarle tensión al momento cerré los ojos y por un instante sentí como si solo estuviéramos el y yo, como si todo entre nosotros estuviera bien, como si ese momento fuera a durar para siempre, pero entonces el sonido del motor del coche de mi padre me devolvió a la realidad
- Tengo que irme
Dije mientras abría los ojos y me separaba un poco de él
- Lo se
Contemplé sus ojos verdes aun algo llorosos, iba a echarlos tanto de menos , también iba a echar de menos las arrugas que se formaban debajo de ellos cuando me sonreía y su peculiar forma de mirarme, y ese olor a canela que te envolvía cada vez que te acercabas a él . Hasta ese momento no me había dado cuenta realmente de todo lo que iba a extrañar de él, entonces intenté fijarme en cada detalle de su cara, cada gesto que hacía, la forma en la que sujetaba mi cintura, y así cuando ya no estuviera con él sería como si aun me estuviera cogiendo entre sus brazos.
Acerqué mis labios a los suyos y los rocé con delicadeza mientras con ambas manos acariciaba su suave pelo castaño. Me aparté poco a poco de él hasta que nuestros cuerpos dejaron de tener contacto el uno con el otro y me apoyé contra la puerta, nos quedamos mirándonos un rato hasta que el dio un paso hacia atrás mientras me dedicaba una de sus mejores sonrisas y comenzaba a andar hacia el coche, yo le observaba desde la entrada mientras contenía las lagrimas y veía como su coche se alejaba y desaparecía entre los árboles y las pequeñas casas blancas.
Volví a entrar en casa, al parecer nadie había notado mi fugaz visita, lo cual agradecí, subí a mi cuarto y cogí la maleta, eché un ultimo vistazo a la habitación ya que estaría un tiempo sin volver a verla, una lágrima cayó por mi mejilla a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa, volví la cabeza y cerré la puerta.
Todo estaba listo, el coche cargado, la comida del viaje preparada y la casa cerrada y en condiciones para ser abandonada durante unos meses. Monté en mi asiento correspondiente del coche, como no en el lado izquierdo, al lado de la ventanilla, siempre había sido mi sitio preferido y desde que era pequeña había ocupado ese asiento en todos los viajes. Me puse las gafas de sol y me abroché el cinturón, mis padres discutían mientras metían la dirección en el GPS, Marta a penas había dormido por los nervios del viaje así que ya tenía los ojos cerrados y Olivia estaba leyendo un grueso libro de tapa negra mientas Jaime le daba golpecitos en el hombro. Ya que toda mi familia parecía bastante entretenida yo decidí aislarme por un rato así que me puse los auriculares.
La música empezó a sonar a todo volumen, me recosté en mi asiento y me dediqué a pensar. Durante las últimas semanas habían pasado miles de cosas y para ser sincera no me había parado a pensar ni en la mitad de ellas por mas de medio minuto así que ese viaje iba a venirme genial para aclararme las ideas o al menos intentarlo, por lo menos me iba con la seguridad de que Lucas estaba ahí esperándome y que lo de ayer simplemente fue un momento de descarga de pensamientos y ninguno pensó realmente lo que decía, así que ahora a pesar de ir a pasar un tiempo fuera tenía que estar feliz porque el y yo estábamos bien ¿ por que lo estábamos verdad?

Piensa en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora