Hay un trabajo en Bali...
Kate caminaba junto a Craig por la playa, tratando de asimilar lo que le estaba diciendo.
–Bueno, no es exactamente un trabajo, pero tengo algunos amigos allí, y es un lugar genial para el surf. Hace tiempo que quería irme.
–¿Y por qué no te has ido?
–Quería asegurarme de que estabais bien. Sé que no soy un buen padre, pero ahora que sé que Georgie y tú estáis bien... siento que ya puedo irme. Le escribiré y ahorraré para que pueda venir durante las vacaciones. Mis padres esperan tenerla un par de semanas... Toma –al parecer, Craig no solo no quería dinero, sino que pensaba ofrecérselo–. Sé que recordaré los cumpleaños, pero para cuando saque buenas notas.
Kate aceptó lo que Craig le dio para su hija, aunque fuera a destiempo.
–Queremos cosas diferentes para nuestra hija, Kate –continuó él–. Yo quiero olas y libertad, y tú colegios y rutinas.
–Georgie quiere rutinas. Los niños las necesitan –dijo Kate, aunque sin afán de discutir. Craig no podía ser considerado precisamente padre del año, pero quería a Georgie a su manera, y Kate pensaba decirle eso siempre a su hija.
–¿Dejarás que mis padres la lleven a verme?
–Por supuesto –dijo Kate, conmovida por el hecho de que Craig hubiera decidido permanecer por allí hasta asegurarse de que estaban bien.
Lo que Craig no sabía era que aquel «estar bien» era una completa mentira.
–Tengo buen gusto para los canallas –trató de bromear, aunque por dentro estaba llorando por Georgie y por sí misma.
Pero, tras despedirse de Craig con un breve beso, y mientras se encaminaba de vuelta a la casa, se sorprendió al sentirse más ligera, más libre.
Por su parte, Aleksi también estaba teniendo otra revelación.
–Tómalo.
Había llegado a la oficina dispuesto a pelear como un tiburón con su madre y, de pronto, Nina le estaba ofreciendo su propia cabeza.
–No puedo luchar más contigo.
Aleksi no se sintió conmovido por las lágrimas de su madre.
–Quédate con Kolovsky, con Krasavitsa, pero haz el favor de escuchar a Belenki. Puede que esté equivocada, puede que haya sido demasiado codiciosa, pero creo que algunas de sus ideas son buenas.
Aleksi no entendía de qué estaba hablando su madre. Aunque viviera mil años, nunca la entendería. Siempre la odiaría, pero a veces se preguntaba si sería capaz de sentir también un poco de amor por ella.
–Has cambiado de opinión –dijo, sintiéndose repentinamente cansado de todo aquello–. ¿Por qué?
–El jeque Amallah ha cancelado el encargo del vestido para la princesa, y ha habido otras cancelaciones. Lavinia me ha dicho que lo deja, que solo va a trabajar para ti. También me lo han dicho otros. Sé que no soy buena para los negocios –continuó Nina con un profundo suspiro–. Por mucho que me guste, soy consciente de que podría arruinar todo lo que tu padre construyó.
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El Matrimonio Es Perjudicial Para La Salud ©
RomanceUn matrimonio de conveniencia... ¡con su jefe! El incorregible playboy Aleksi Kolovsky había asombrado al mundo comprometiéndose en matrimonio. Pero el anillo que llevaba en el dedo su prometida no significaba "para siempre"... Solo hasta que Casa...