Capítulo 11

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  Quédate.

  Kate no solía quedarse en las reuniones, sobre todo desde que se hacía pasar por la prometida de Aleksi, pero vio a este tan pálido que se quedó. El ambiente estaba cargado de tensión, aunque ella no sabía por qué.

  –Parece que nos cuesta coincidir –dijo Zakahr con un pronunciado acento ruso.

  –Yo he hecho todo lo posible por reunirme contigo –replicó Aleksi–. Pero, al parecer, no estabas disponible.

          Zakahr se encogió levemente de hombros.

         –Ahora estoy aquí. ¿Dónde está Nina?

     –Yo dirijo Kolovsky. Puedes hablar conmigo.

  –Por supuesto. Como ya sabrás, tengo una visión muy clara de cómo llevar Casa Kolovsky de manera que mis organizaciones benéficas obtengan unos ingresos de...

     Aleksi alzó una mano para interrumpir a Zakahr.

  –Eres un hombre de negocios brillante, como yo. Supongo que sabrás que lo que propones solo aportará beneficios a corto plazo. En un par de años, el prestigio que tanto nos ha costado conseguir se verá arrastrado por el fango.

  –Mi prioridad son mis organizaciones benéficas. Nina me ha asegurado...

  –Nina dice muchas tonterías –lo interrumpió Aleksi–. Si hiciéramos lo que propone, todos acabaríamos sin trabajo. De manera que haz el favor de no escudarte con el tema de tus organizaciones benéficas en este despacho –concluyó con dureza.

          –De acuerdo.

  La amarga sonrisa que curvó los labios de Zakahr hizo que Kate se sintiera incómoda. Era la misma que solía esbozar Aleksi cuando tenía una buena mano, y de pronto sintió miedo.

  –Kolovsky aporta millones a tus organizaciones benéficas, y eso solo seguirá siendo así si mantenemos nuestra línea actual. El plan que has propuesto a mi madre solo generaría más ingresos al principio, pero se terminarían muy pronto. Kolovsky se secaría como un arroyo en el desierto si seguimos adelante con ese plan... y eso lo sabes tú tan bien como yo. Tu propósito es acabar con Kolovsky.

  –¿Y por qué iba a querer acabar con Kolovsky? –preguntó Zakahr con el ceño fruncido–. Me tomo muy en serio mis organizaciones benéficas.

–No juegues conmigo –dijo Aleksi con frialdad–. Di la verdad, o vete.

     –¿Seguro que quieres escuchar la verdad?

       –Quiero saber cómo planeas hundir la empresa, como esperas...

  –Aleksi... –Kate nunca se habría atrevido a interrumpir una conversación como aquella, pero las acusaciones de Aleksi parecían tan descabelladas que no pudo contenerse. Sentía que estaba metiéndose de lleno en una trampa y quería advertirlo.

        Lo que no sabía era que Aleksi ya estaba al tanto.

  –Tienes razón –admitió Zakahr abiertamente–. Espero ocupar tu puesto dentro de dos años, en mi visita anual a Australia, y espero que sea la Casa Belenki la que produzca a partir de entonces las telas y vestidos que hacen llorar a las mujeres de codicia.

                Kate se quedó boquiabierta.

  –Tu madre me traerá el café, o tal vez se ocupe de limpiar las escaleras cuando yo entre con mis sucios zapatos... –Belenki se interrumpió–. Ese es mi sueño... pero me conformaré con la realidad. Admitiré la transferencia completa de Casa Kolovsky –al ver que Aleksi no decía nada, añadió–: ¿No quieres saber por qué?

El Matrimonio Es Perjudicial Para La Salud ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora