Capitulo 3

764 91 50
                                    

禪院直哉Naoya Zenin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

禪院直哉
Naoya Zenin

El día jueves llegó más rápido de lo que imaginaba, me levanté más temprano de lo común para darme una ducha larga en el ofuro.
Después de la ducha, elegí el conjunto que tenía planeado vestir, comúnmente usaba kimonos a reuniones y uso cotidiano, pero hoy sería diferente, hoy usaría una camisa negra señida con tres botones sin abrochar dejando a la vista un poco de músculo, además unos pantalones de vestir del mismo color.

Con ayuda de la secadora logro sacar mí cabello, y para terminar me encimo un saco largo color café.

Con eso saldría, me aseguro de salir un poco antes que la anterior vez, pretendía llegar antes de la hora en que ví al joven pelinegro aquella vez en el elevador. Ya había pensado en la excusa que daría si preguntaban mí visita al hospital, "me aseguró que los empleados hagan bien el trabajo que tuve que hacer personalmente el día martes".

Ya en el auto emprendo camino hacía el hospital.

Al llegar me estacionó en la harea privada para trabajadores de alto rango. Ya estando fuera del auto jalo conmigo el pequeño paraguas que estaba en el asiento del copiloto, había nubes grises en el cielo sin importar que fuera una hora muy temprana para empezar el día. Reviso por última vez mi vestimenta y aquellos zapatos negros de charol que brillaban, sacudiendo una de las pocas arrugas que se formaban en el pantalón.

Camino de manera algo rápida, observando detalladamente la entrada, por si el de coletas se encontraba por ahí.

Mi pulso se acelera cuando veo la silueta de su espalda, imposible no reconocerla gracias a sus dos chongos peculiares.

Antes de que me haya dado cuenta mis piernas empiezan a correr desesperado por alcanzar aquella figura que se aproxima a tomar el elevador, tenía que entrar con el, debía de hacerlo.

Empujando las grandes puertas de cristal, ignoro a las recepcionistas saludar, lo único que me interesaba era llegar al elevador.

Mi mano apenas y logra entrar antes de que las puertas cierren, entro al elevador respirando agitado sin despegar la mirada de aquel chico, soltando una sonrisa al ver su expresión, era igual a la primera vez que lo ví.

Hay cosas las cuales me desagradan, las mujeres eran una de ellas, débiles, inútiles y poco productivas, solo servían para pocas cosas, una de ellas era su deber de caminar tres pasos detrás de su marido y porsupuesto dar descendencia, pero hasta para eso llegaban a ser inútiles un ejemplo claro era la madre de Maki y Mai, mujer inútil que dió a luz a gemelas símbolo de desgracias para la familia, no solo eso sí no que la mayor salió defectuosa.

Eso representaban las mujeres para mí es por ello que me veía incapaz de tener una pareja débil como ellas, sin embargo hasta cierto punto me parecía atractivo los dotes que llegaban a tener.

La delicadeza que portaban era algo que a mí me encantaba admirar y destruir, pero aún así me negaba y de preferencia me había enfocado en hombres ya que eran recistentes perfectos para soportar la rudeza con la que me encantaba jugar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 09, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Of The Blood [Naoya x Choso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora