III

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Lo que ves es lo que hay,
una chica corriente.
Nadie se va a acercar a mi
para comprobar si soy tan guapa
como les había parecido de lejos.
Mis ojos no hipnotizan a la gente.
No hay persona que sienta curiosidad
por averiguar a que saben mis labios.
Tampoco tengo esas sonrisas
que enamoran.
Como es de esperar
mi cuerpo no es un reloj de arena
con medidas noventa sesenta noventa.
No soy la típica bajita encantadora.
Y como era de esperar
mi peso también me disgusta.

A pesar de todo me levanto cada mañana
dispuesta a hacer creer al mundo
que me siento a gusto en este cuerpo.

Salgo ahí fuera fingiendo tener
la autoestima por las nubes
cuando en verdad solo hace falta
pasar una noche conmigo
para notar que apenas apagan las luces
las lágrimas empezarán a brotar
y se deslizarán por mis mejillas
dejando mi rostro con un sabor salado.

No te voy a gustar, y lo entiendo,
porque yo tampoco me gusto.

Soy la clase de libros con una portada tan poco atrayente
que nadie se toma tiempo de leer.
Es una lástima no tener un físico que te guste,
porque de ser así
tal vez querrías conocerme,
y darte cuenta que mi personalidad
vale más que todos esos prototipos.

Hache muda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora