Nunca es tarde para decir lo que sientes...

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Escuchó que tocaron nuevamente la puerta pero no tenía la fuerza para ir a abrir. Manami fue la que abrió. Pronto la sala del departamento que compartía con el escritor estaba llena de sus amigos. Ahí se encontraban Aikawa, Hiroki y Nowaki, Miyagi y Shinobu, Keichi, el hermano de Usagi, Haruhiko y el padre de Usagi, Fuyuhiko. Ya hace un tiempo que Nowaki, Miyagi y Shinobu se habían hecho amigos del castaño y del escritor, por lo tanto, todos ellos estaban ahí para consolar al pequeño y dar sus condolencias a la familia. Todos estaban enterados de la relación que el escritor y el castaño tenían. El silencio que se formó era incomodo pero no duró mucho pues la voz de un triste y desecho oji-verde se escuchó por todo el lugar.


-¿POR QUÉ? MALDITA SEA. ¡USAGI-SAN!


Misaki calló de rodillas llorando. No paraba de golpear el piso, maldecir y preguntar a nadie en particular el porqué de la muerte del escritor. Los demás no soportaron ver tal escena por mucho tiempo y rompieron en llanto también, acompañando al pequeño en su dolor. Incluso Haruhiko, Fuyuhiko y Keichi estaban llorando.


Habían pasado dos semanas desde el terrible accidente que le arrebató a su compañero, la persona que más amaba en todo el mundo. Akihiko había sido sepultado ya hace semana y media. Como no tenía hijos y no había dejado testamento todo lo que poseía pasaba a manos de su padre, pero este sabiendo la relación que tenía con el castaño prefirió dejarle todo a Misaki. Ya nadie ni nada era igual. Les faltaba algo. El más afectado era el castaño. Se la pasaba triste. Cuando regresaba al departamento que en algún momento compartió con el oji-lila se sentía más solo que nunca. Había sacado a todos los Suzuki-san, les colocó un moño negro a todos y los esparció por todo lugar. Al verlos le recordaban al antiguo dueño y amado compañero del departamento. Todos los días iba al cuarto donde solía dormir con Usagi y recordaba los momentos que pasó a su lado. Ese día no era la excepción. Estaba sentado en el piso de la habitación recargado en la cama observando una pequeña cajita te terciopelo azul. Dentro de esta se encontraba una pequeña argolla de matrimonio para caballero hecha de planta y diamantes. Lo había encontrado hace unos días en el cajón del buró que se encontraba junto a la cama. Junto a esta estaba una nota que decía:


Misaki...

A tu lado encontré la felicidad que siempre estuve buscando. Gracias por llegar a mi vida y llenarla de color con tu hermosa sonrisa y ese brillo que siempre está en tus ojos. Eres mi mundo Misaki, quiero que lo sepas. Daría hasta lo imposible por verte siempre feliz a diario.

Misaki, ¿me amas?, ¿te casarías conmigo?


No pudo evitar llorar cuando leyó la nota. El mayor planeaba pedirle matrimonio. Cuando los demás se enteraron fue un golpe muy duro. Si el castaño estaba triste por la muerte del mayor, ahora sabiendo que planeaba pedirle que compartieran sus vidas era como hacerle revivir ese trágico momento. Hoy se encontraba nuevamente ahí. Las palabras de aquella vez que vio por última vez a su amado peli-plata y que además estaban escritas en la nota no habían parado de atormentarlo:


¿Me amas?


Sí. Lo amaba. Pero eso ya no importaba más pues ya no podría decírselo. Jamás pensó que esto pasaría, que no podría decirle a Usagi-san lo mucho que lo amaba. Planeaba decírselo cuando regresara de comprar cigarrillos pero al parecer kami-sama tenía otros planes, ya nunca podría decírselo. Una lágrima resbaló por su mejilla. A esta le siguieron muchas más. Llegó un momento en que volvió a gritar y a llorar como aquella vez que escuchó la noticia de la muerte de su pareja, aquella vez en la que sus amigos tuvieron que separarlo del inerte cuerpo del oji-lila en la funeraria, aquella vez que leyó la hermosa proposición que el mayor planeaba hacerle pero que ahora ya nunca sucedería. Para él la vida había perdido su sentido de ser, su esplendor, su color. Sus amigos habían hecho hasta lo imposible para hacerlo sonreír y salir de ese pozo de tristeza en el cual él mismo se había metido pero era en vano. Tomó una foto del difunto escritor que estaba en una repisa y la observó. Las lágrimas comenzaron a mojarla.

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⏰ Última actualización: May 12, 2015 ⏰

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Nunca es tarde para decir lo que sientes. (Yaoi/BL/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora