𝙉𝙖𝙧𝙘𝙞𝙨𝙨𝙪𝙨 𝙥𝙤𝙚𝙩𝙞𝙘𝙪𝙨

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Eros Pathologia.

Agentem: Narcissus spp.

Fase 1. Período Prepatogénico

Siempre es una condena. Uno pone sus manos al frente, se las atan y sólo puede observar obedientemente y sin poner resistencia como pierde la autonomía de una parte de sí mismo.

Porque nunca se elige a quién. Sería tan ideal un mundo de elección... Pero la realidad es que una vez que el corazón terco lo pide y se aferra, a uno sólo le queda sufrir de amor.

Correspondido o no, siempre duele. Siempre te desgarra el alma.

El amor no es tibio.

«No es tibio, no puede ser tibio. Tiene que ser arrebatador. Te tiene que quitar el hambre, el sueño, las ganas de morir. Si hay que analizarlo, mejor no pierdas tu tiempo, Julieta, eso no es nada. Si es tibio, no es amor, entiéndelo: es nada»

Pero Minghao sabía que lo que sentía no podía ser nada. Porque ya lo era todo.

Ah... Su bendita condena. Maldecía el momento en que se enamoró sin darse cuenta.

⚘  ⚘  ⚘

—¿Quieres unirte al Club de Canto? Eso es nuevo...

Minghao levantó la mirada del libro, al escuchar la voz de Seokmin a su lado, que estaba girado sobre su asiento en dirección del que se encontraba delante, el asiento de Mingyu.

—Pues sí, ¿no? Digo, ya sé que pertenezco al equipo de baloncesto, pero el entrenador nos pidió entrar en el ámbito cultural aparte del deportivo y es en el primero que pensé —respondió el moreno, rascándose la nuca.

Minghao enseguida frunció el ceño, era la primera vez que se enteraba de eso. ¿Mingyu estaba pensando en unirse a un club cultural?

Seokmin alzó las cejas, visiblemente sorprendido.

—Con lo bueno que eres dibujando uno pensaría que irías a elegir el Club de Arte... —Bajó las cejas, con más confusión—. Aparte, Minghao está en ese club, ¿no prefieres unirte al club en el que está tu mejor amigo?

Eso fue exactamente lo que Minghao pensó, el cual, con sus ojos castaños ahora fijos en Mingyu, lo miró con cuestión. Pero Mingyu desvió la mirada hacia un punto del techo.

—Ya soy bueno en el arte, el objetivo es aprender cosas nuevas —respondió, riendo suavemente.

Había algo en él, algo diferente. Minghao lo notaba.

Minghao, que con una punzada en la boca de su estómago y con un sentimiento amargo que no podía describir, intuía algo más. Y no le gustó.

Quiso hacer un reproche, incluso en tono de broma, del porqué Mingyu no prefería unirse con él al Club de Arte, cómo Seokmin lo había dicho.

Pero nada salió de su boca. Se mantuvo tan callado como siempre lo hacía cuando los tres estaban juntos. Mingyu y Seokmin hablaban y hablaban, pero él era más introvertido, más pensativo.

—Ah, ya... —Seokmin asintió, pero le seguía pareciendo extraña la decisión de Mingyu—. ¿Esa es la única razón? ¿O tal vez tiene que ver con cierta personita que está en ese club? Cierta personita de primer año-

—¡Seok! ¿Qué cosas dices? —Mingyu lo interrumpió, quejándose alterado.

Y Minghao se congeló. Fue como si le arrebataran el aire de los pulmones, la calidez de su cuerpo, la capacidad de hablar y de sentir.

Cómo si lo ahogaran desde adentro.

¿Había escuchado bien? Pues claro, muchas veces eso era lo único que hacía, escuchar y observar.

Narcissus (GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora