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Sentía como aquel líquido rosado y pegajoso era poco a poco vaciado sobre mi cabello, y como este se arruinaba, seguramente tardaría mucho para poder quitarlo…

Escuchaba las risas burlonas de todos los que estaban en la cafetería, pero ninguna era más irritable que la de MinHo. Esa estúpida risa que escucho hasta en mis peores pesadillas, el era el que me estaba derramando su malteada en mi cabeza, en medio de la inmensa cafetería de la escuela, a la vista de todos, incluso a la de el estúpido director que no hacia nada, el muy idiota hasta soltó una carcajada, pues tanto el como todos los demás, eran los perros del idiota de MinHo.

—Espero que este regalito de fin de año te guste Hannie — Esa maldita voz, enserio que la odiaba, yo mismo quería agarrarlo de su estúpido cabello y molerlo a golpes, pero claro... Yo no era tan fuerte, y como había dicho "mi querido MinHo" hoy era el último día de escuela, pues era nuestro tercer año de preparatoria e íbamos a ir a la Universidad, quería que este día llegara lo más rápido posible, pues sabía perfectamente que jamás volvería a ver las caras de todos aquellos que me molestaron, y mucho menos vería la cara de Lee, esa era la razón por la que esperaba este gran día.

—¿Sabes? El rosa te queda mejor, le queda a tu aura de niñita—y después de lanzarme su vaso a la cara se fue.

Yo salí corriendo, mis lágrimas salían y no podía controlarlas, sentía vergüenza y enojo, incluso a pesar de ser el último día y de que aparte no volveríamos a vernos, el sigue siendo un idiota conmigo solo porque quiere.

Llegué al baño, escuché como sonaba el timbre de salida, ese bendito timbre que anhelaba escuchar.
Lave mi rostro y cabello, bueno, lo mejor que pude pues simplemente quería salir corriendo.

¿Por qué siempre fuiste malo conmigo Lee? Cuando yo jamás te hice nada…

Pensé mientras miraba mi reflejo, pero en eso se me ocurrió una gran idea—Nadie volverá a molestarme... Jamás.

Seguido de eso salí a toda prisa del baño, fui a mi casillero por mis cosas ignorando las estúpidas risas de cada persona que me veía. Al terminar de recoger todo me fui, para jamás volver y comenzar con algo mucho mejor.

O eso espero.
.
.
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Cuatro meses después

Bip…bip…bip

En cuanto escuché la alarma desperté, desde hace tiempo esperaba con ansias este grandioso día, el primer día de Universidad.
Me levanté de mi cama, me dirigí rápidamente al baño para darme una buena ducha. Salí de esta, pero antes de vestirme me di un vistazo en el espejo.

Wow... Vaya que cambié ¿Dónde quedó ese
chico que parecía un espagueti viviente?

Antes era demasiado delgado, incluso más que algunas chicas, pero desde aquel día, decidí que si ya no quería que me molestaran debía al menos poder defenderme, necesitaba ganar algo de peso y músculo, por lo que todos los días sin falta iba al gimnasio a ejercitarme por dos horas, al principio fue difícil pero poco a poco fui
acostumbrándome.
Aunque claro, tampoco me veía tan grande, solo fue para verme en forma y ser igual que los chicos de mi edad.
Pero a pesar de tener mejor cuerpo que
antes, lo otro no cambió, seguía vistiendome
igual; camisas o sudaderas algo grandes, con pantaloneras cómodas, sin olvidar mis lentes, porque sin ellos soy re ciego..
Al terminar de vestirme tomé mi maleta y salí de mi habitación hacia la cocina para despedirme de mi madre y de mi hermano.

—¡Buenos días!— Los saludé con una sonrisa, para luego sentarme en una silla.

—Buenos días Jisung- saludó con sonriendo por igual- Mi pequeño ya es todo
un adulto, ya no vivirás con nosotros…- Esa bella sonrisa se había esfumado.

°•Love your... pussy? •° Hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora