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—Que vida aburrida la tuya, ni una pisca de alegría.

—No me causa risa.

—Nunca dije que era para reírse, es más es para deprimirse.

—Para tu información tu vida no es la más divertida tampoco.

—No, pero me las desaburro, en fin ¿estudiaste para el examen de matemática?

—¡¿Habia exámene!?

—No, ni ahí estudiaste, gracias igual.

—¿Seo Changbin porque chuchas no me haces acordar? No ves que tengo mente frágil.

—primero Lee Minho lo dijeron en clase y segundo pensé que sabías, y no me grites te escucho bien desde acá estoy sordo pero tampoco para tanto— el pelinegro se cruzó de brazos mirando al castaño con el ceño fruncido.

—Ay no, ya me va bastante mal, y me doy el lujo de desaprobar otro examen más— se golpeó la frente con la palma de la mano.

—Bueno te mando bendiciones, que Dios nos ampare, te veo en la clase de matemática, suerte.

—No me viene mal en estos momentos las bendiciones.

>>>>>>

Pasaron las horas y tocaba la clase de matemática, los nervios eran inexplicables, se suponía que este examen lo tenía que aprovar y entre tanto lío en su familia se olvidó por completo el examen.

Si no aprovaba este examen sus padres lo matarían, según ellos, matemática era lo esencial para la empresa, y no es que le interese lo de la empresa si no es que no tenía ni la intención de escuchar a sus padres gritar como animalitos salvajes.

Rezo un par de veces, literalmente, en ese momento era el más creyente, estos temas tenia fe de que se los acordaba, o eso esperaba, y cuando finalmente le entregaron el examen efectivamente no se acordaba ni la fecha, decidió tirar más fruta que en una ensalada, y se la dio a la profesora rezando de que por lo menos una este bien.

—¿Y como te fue?— pregunto el pelinegro

—Lo único que sé que está bien es la fecha y mi nombre, ¿Te sirve eso?— contesto el castaño agarrándose la cabeza.

—Estoy en la misma situación.

—Yo tiré fruta, espero una este bien.

Tenían dos horas de matemática, la primera la usaron para hacer el examen, así que el descanso, o sea la hora de comer que es de media hora, la profesora la usaría para corregir los exámenes y entregarlos y continuar la clase.

al volver al salón los dos chicos chocaron los puños, en su idioma sería suerte, y cada uno se sentó en su asiento.

La profesora empezó a entregar los exámenes, Changbin estaba más adelante y Minho unos bancos atrás y vio como golpeo su cabeza con el banco cuando la profesora le dio el examen, el castaño se quería reir pero no estaba en condiciones para hacerlo.

El pelinegro se dio vuelta viendo al chico castaño pasando su pulgar por su cuello con cara sería, espero a que le entregaran el examen para ver la reacción del castaño.

El chico tenía una sonrisa por los gestos del pelinegro hasta que le entregaron su examen, esa sonrisa se desvaneció, miro a la profesora y de nuevo al examen, la profesora solo le dio una sonrisa amable, el chico se rió y se levantó del banco dirigiéndose al banco del pelinegro mostrando su examen.

—¡Changbin, una siete cincuenta!

—No vale yo estudié y vos no y aprobaste.

—De milagro señor Lee— dijo la profesora —. Bien hecho, sigue así y aprobaras la materia, solo aprueba los otros dos exámenes y ya estaras aprobado, solo que estos dos son los más difíciles— Explico la profesora.

—Claro profesora Kim, para la próxima estudiaré— el castaño se dirigió a su banco y la profesora solo lo vio con una sonrisa en su rostro y esto no fue desapercibido por el pelinegro.

En camino a sus casas estaban los cuatro chicos juntos: Minho, Min-woo, Changbin y Jake (mejor amigo de Min-woo)

Estaban Min-woo y Jake atrás y los otros dos adelante.

—¿Che que onda con la profesora Kim? Te re sonreía help, además tiene 3 años más que vos, es aceptable

—¿Hablas de Jennie?¿Kim Jennie? ay no pero no un simple no—

—Uno no le sonríe así porque si.

—Pero está casada, además es pervertido— dijo haciendo cara de asco

—Claro, lo dice el chico que una vez dijo que estaba linda la profesora Choi, que es ¡Un fósil!

—Pero dije que era linda no que me gustará ni nada de eso, y no es un fósil tiene veintisiete.

—Si claro como digas, bueno te dejo mi estimado amigo, nos vemos— y el pelinegro se fue por otro camino y cuando el castaño se dio vuelta Jake tampoco estaba, caminaron unas cuadras más en silencio y entraron a su casa.

Matrimonio arreglado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora