2. Los demonios

935 69 40
                                    

.

.

.

.

El viaje hasta la "sorpresa" fue corto y divertido.

John Jun se pasó todo el camino cantando canciones de Queen, saliéndole a éste gallos aposta y parando en los semáforos para subir la música o cambiarla si era una balada.

Ten simplemente se reía a carcajada limpia, admirando también cabe decir las manos de Johnny apretarse en el volante y como las venas se contraían. Sí, el joven profesor tenía una debilidad por las manos así de venosas, algo de arterofília a mi parecer narrativo.

Llegaron a una zona céntrica de Seoúl. Chittaphon reconocía perfectamente aquel sitio. Era donde ellos siempre le mostraban fotos o incitasen a que fuese algún día de puente. Siempre le enseñaban fotos y vídeos de aquellas zonas los lunes al ir a la universidad.

Era un club sexual con temática de BDSM.

¿Por qué lo llevarían allí como sorpresa? No conocía la respuesta pero tampoco se negaría.

– ¿John? - Fue lo primero que preguntó cuando apartaron en el parking asignado. – ¿Ésta es la sorpresa?

– Quiero que veas este mundo y la gente maravillosa que se puede encontrar y todo el placer que se puede tener. Pero, tú estás en una relación, solo podrás... mirar. – John miró firme hacia el frente mientras decía aquellas frías palabras, como si estuviese desconforme con la relación no relación de Taemin y él.

– Pues... - El moreno escogió bien sus palabras. – l-lo he dejado con Taem, os lo quería decir a los dos pero bueno... – Mordió su labio nervioso. – ... he escogido mi libertad antes que una vida estable y monótona. Me alegro entonces de qué me hayas traído aquí. Soy libre y tengo una vida, absolutamente mía.

Johnny sonrió mirándole. El corazón del menor se derritió un tanto. A Johnny le gustaba cuando las personas hacían caso de sus teorías. Le gustaba, por así decirlo, dominar la mente de las personas.

– YooNoh se alegrará muchísimo, pero no tanto como yo. – Johnny se quitó el cinturón y abrió su puerta. – Venga, vamos a pasarlo como nunca. Que el placer nos lleve a la mismísima muerte. – Fueron las palabras exactas que dijo al salir del coche.

Ten juraría que aquel tono utilizado en esa frase final era triunfal y maléfico.

Sería sarcasmo, suponía.

Imitó sus actos con una provocadora sonrisa, olvidado lo anterior, y salió del coche.

Entraron después de esperar una pequeña cola, hasta dar con una entrada a una puerta abierta pero con cortinas de terciopelo rojas. John dio sus nombres y apellidos al gran hombre de traje que estaba allí al lado de la puerta con una tablet, seguramente anotando que estuviesen. Al entrar pasando por las sedosas cortinas le entregaron un collar negro a Johnny.

– Toma, es para ti. – Le dijo él, tendiéndolo en su mano.

– ¿Por qué debo ponerme esto? – Preguntó confuso el menor.

– Por si no te has dado cuenta – Dijo con obviedad y sarcasmo, como enseñándole lo que era la luna o el mar, lo que ya sabía Ten desde que aparcaron. – esto es un club de BDSM. Fíjate. – John señaló a la sala donde entraban, con un barra para pedir copas y taburetes a un lado, además de una amplia pista de baile. Con mesas para poder sentarse a juego con la temática del local y, las luces que alumbraban aquello eran tales como la sensualidad resumida en colores. – Todos los sumisos llevan un collar como el que te he entregado.

Filosofía [JohnJaeTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora