3. El Infierno

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- Deberías dejar de beber. - Advirtió YooNoh.

Chittaphon se rió con sorna y volvió a tomar de la copa, y ésta no era suya sino de John. El susodicho se la arrebató de las manos y lo volvió a sentar en el sofá como si de un muñeco de trapo se tratase.

Habían pasado varias horas, y entre tonteos, insinuaciones y toques indebidos Ten empezó a liberarse a tal punto que John y Jae tenían que vigilar que nadie pusiese sus sucias manos en aquel precioso chico. Ellos serían sus dueños, ninguno más.

- ¡Sólo me lo quiero pasar bien! - Se quejó.

- Baila entonces con nosotros. - Sugirió Jae.

- En exclusividad a ser posible. - Ofreció el castaño oscuro, tendiendo su enorme mano frente al chico que acababa de sentar. 

Le darían permiso solo para bailar con ellos, los demás mundanos se conformarían con mirar aquella obra de arte en movimiento que era Chittaphon.

Éste se llevaba controlando horas. Sólo quería besarlos y entregarse a ellos. 

Estos tres meses... haberlos conocido... tres largos meses imaginando con ellos las situaciones más lujuriosas y explícitas que su mente podía llegar a crear, situaciones que por desgracia solo ocurrían en sus sueños. Pero no hoy. Basta de fantasías.

Hoy sería la absoluta excepción. Hoy los besaría, tocaría y bueno, lo que surgiese.

- ¿Por qué no hacemos otra cosa? - Sonó demasiado seductor y sugería algo que probablemente, en su mente, podría pasar.

Chittaphon no soportó más.

JaeHyun fue acercado por él, quien sostenía su corbata en un agarre firme, hundiendo sus labios en el cuello del mayor cuando ya lo tenía suficientemente cerca. Estaba borracho y extremadamente caliente para seguir pensando.

¿Era una locura? Sí. ¿Se arrepentiría mañana? No, ni por asomo.

Ten lamía y mordía cada parte del cuello de él, jugando con su lengua, succionando y dejando marcas en cada tramo de piel. ¡Oh, Dios! Los cortos e intensos gruñidos de JaeHyun y como sus manos robustas bajaban poco a poco los botones de su camisa blanca para que Chittaphon continuase era exquisito, y Ten estaba al tanto de lo que hacía el mayor. A ojos de John Jun, que observaba todo bebiendo su última copa, era una escena la mar de excitante.

Era cierto que había una decena de parejas o incluso más en el club teniendo conductas similares a esos dos, pero nadie podía igualar la química sexual que emanaban sus "amigos".

Después de unos minutos escuchando lo desesperado que se veía al estar Chittaphon comiéndole el cuello, Johnny hizo acto de presencia e ingresó su lengua en el interior de la boca de YooNoh, estando ya los tres totalmente seguros de que aquella noche pasarían muchas más cosas que besos candentes y erecciones atrapadas en sus pantalones.

En ese instante Ten se encontraba en la fina línea de placer y tocar el cielo con sus manos. Su piel quemaba, parecía estar poseído, ¡no podía dejar de morder ni besar el cuello de ese imponente hombre!

Los labios del tailandés se separaron un momento de aquel cuello, ya rojo por todo el tiempo empleado en darle el mayor placer posible, y admiró con lascivia mordiendo sus propios labios como se besaban sin descanso.

Johnny subió sus manos hasta el cuello de YooNoh, marcado anteriormente por el menor de los tres; éste gruñó con fiereza cuando los labios de John se distanciaron pero volvió poco después, ahora con sus dientes que tiraron de su labio inferior. Aquellos hombres se estaban volviendo un desastre.

Filosofía [JohnJaeTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora