🕋Capítulo 4: Ant y Spider🕋

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🕋Ant y Spider🕋


Narrador Omnisciente 
6:00 PM

El teatro del crucero Nusturnu, merecedor de acoger a los espectadores cálidamente, mediante la iluminación tenue formada por el color azul combinado con el violeta. Un teatro embellecido por lujosas decoraciones y elegantes butacas dispuestas en hileras.

Cerca de la entrada y contiguo a la pared, de manera posterolateral, se encontraba un área provista de compartimientos abiertos. En cada uno había una mesa acomodada entre dos sofás asiento, el mismo tenía una parte de ventana y la otra parte libre, de pasillo.

Un chef y un camarero de unos treinta años de edad ocupaban uno de aquellos espacios abiertos. Ambos sentados del lado libre.

—¡Demonios! Mis zapatos se mancharon. 

Inició el hombre de piel morena oscura, cuyo pelo corto era de un tono negro, al igual que sus grandes ojos. La vestimenta de chef abordada por su cuerpo escondía la panza un tanto saliente. A pesar de que observaba disgustado su calzado salpicado de salsa, resultaba agradable y simpático a la vista.

—No debiste noquearlo en la cocina.

Continuó el camarero, de tez clara y ojos pequeños de color azul marino, desde el asiento opuesto. Se metió un trozo de pastel de chocolate en la boca, dejando caer una migaja sobre su cabello rubio dorado, el cual le llegaba hasta el mentón, rozando con la camisa de su uniforme.

—¿Puedes dejar de comer? 

—Como cuando estoy nervioso —contestó con la boca llena. 

—Si, como aquella vez que compramos tres cajas de pizza antes de la misión nocturna. Te la devoraste, igual a un sabueso rabioso.

—No me juzgues. Además, tú también comiste.

—Si, solo cuatro pedazos, ¿quién crees que se comió las dos cajas restantes?

Su acompañante se encogió de hombros, fingiendo no recordar nada referente a aquel día. Eran exactamente los mismos que llevaron la orden de los pedidos de Daysher y Melanie, el día de ayer durante el desayuno en el comedor principal. Los mismos que confundieron los platos de las diferentes mesas.

De pronto, un cansado jadeo se manifestó. El chef de piel morena divisó al cocinero, con quien compartía asiento, recuperando el reconocimiento. Estaba acoplado en la parte del sofá junto a la ventana y luego de mover los párpados, abrió los ojos. Recordó, que un fuerte atentado en su cabeza le había dejado sin sentido. Y ahora se hallaba en presencia de dos hombres desconocidos.

—Se despertó la bestia durmiente.

El cocinero cabeceó, de manera rezagada, durante unos pocos segundos. Apartó la cabeza de la ventana para finalmente dejarla en el respaldo del sofá. Era un hombre distinguido por su alta proporción de vellos debajo de su nariz: tenía un bigote muy peculiar. No demoró en identificar el lugar en donde se encontraba, el problema era el chef sentado a su lado y el camarero en el asiento opuesto.

—Ust-Ustedes me interceptaron en la cocina. —Miró a sus raptores—. ¿Quiénes son?

—Yo soy Ant —aclaró, señalándose, el chef moreno de ojos negros—. Él es Spider. —Señaló al camarero rubio de ojos azul marino.

—¿Nombres de animales? —preguntó el cocinero bigotón, con los ojos entrecerrados.

—No. Son nombres de vengadores. —aclaró Ant, desencantado—. El hombre hormiga y el hombre araña. 

El cocinero empleó una expresión de no haber entendido la referencia. 

—¿No has visto a los vengadores? Eres un ignorante —comentó Spider disgustado, al tiempo que se llevaba a la boca el último trozo de pastel.

Masacre a Bordo: la invasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora