🕋Capítulo 6: Océano no explorado🕋

52 17 54
                                    

6
🕋Océano no explorado🕋


7:00 PM

Las estrellas palpitaban con efusividad en el cielo nocturno donde el centro de atención era la deslumbrante luna fulgurante, la cual iluminaba las suaves olas que jugueteaban sobre la superficie del océano como niñas de una madre sumergida en la oscuridad.

Algo emergió desde las profundidades del incoloro, inodoro e insípido fondo marino.

Tan pronto como el cuerpo inerte del hombre, de la primera víctima de la noche, cayera en el suelo, uno de sus compañeros empezó a retroceder tiritando hasta el más diminuto músculo de su cuerpo mientras los demás apenas estaban digiriendo la escena delante de sus ojos: un ex colega empapado de sangre sobre la cubierta principal de aquel crucero, actualmente varado en medio de un océano desconocido.

Sucedió de una forma extrañamente rápida e inexplicable, tan solo habían transcurrido dos segundos. Ni siquiera habían terminado de reaccionar a la reciente muerte cuando algo saltó encima de los barandales que cubrían los costados del barco. Los cuatro atracadores no alcanzaron a ver más allá de una silueta brincando de un lado a otro, no solo porque era de noche sino también por la siniestra e instantánea niebla que empezaba a propagarse de manera gradual.

Un tercer salto, otro y otro más.

Uno de los asaltantes en un ataque repentino de miedo intenso sujetó su arma con fuerza. A continuación, preparó, apuntó y disparó a ciegas.

BANG BANG BANG

Las estruendosas balas se perdían de vista cuando atravesaban la niebla. Tiroteaba sin remedio, desperdiciando las municiones, ya que además de no visualizar algún objetivo, no había evidencia de que las balas lanzadas a la suerte daban en el blanco. No llegaban a hacer contacto con nada.

Fue en ese instante, que el más bajito de estatura; que también aparentaba ser el líder del pequeño grupo improvisado, en vez de preguntar por el objetivo decidió anunciar la retirada.

—¡RETIRADA!

Sólo tres se dispusieron a correr con toda la velocidad que el organismo les permitió. Al último lo dejaron a su suerte, quien permaneció disparando en medio de la niebla y del mismo que escucharon un desgarrador grito de clamor. Algo lo capturó, sin embargo, ninguno tuvo el coraje de mirar hacia atrás para, por lo menos, identificar al responsable del ataque. Pero no, cundió el pánico y tenían una sola meta: salvarse.

Se informaron de la caída de otro integrante de las panteras oscuras cuando el sonido del cuerpo sin vida desplomándose en el suelo atravesó sus oídos.

Los tres restantes corrían a galope, aplastando los pies sobre la superficie de la cubierta principal a cielo abierto de la parte delantera del barco. Casi entrando a la parte cerrada-techada el hombre situado a la izquierda resbaló en un pequeño charco de agua, cayendo de golpe. En ese preciso momento, su cuerpo fue desplazado ligeramente hacia atrás como si alguien le hubiera tirado del tobillo. No vio quien era o no podía aunque quisiera, pero gracias a que aferró las uñas en la cubierta frenó el movimiento y del mismo modo, enterrándolas aún más, intentó desplazarse hacia delante a fin de liberarse. Dicha acción, por desgracia, provocó que tiraran más fuerte de él, y a causa de la presión ejercida sus uñas llegaron a desprenderse abruptamente.

—NOOOOO —expulsó sus últimas palabras.

Fue arrastrado sin compasión, perdiéndose de vista en la oscuridad.

Únicamente dos de los cinco atracadores llegaron a la meta. En cuanto ingresaron al gran salón cerraron con demasiada prontitud la puerta a sus espaldas.

Masacre a Bordo: la invasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora