En un mundo llenos de héroes, la sociedad se ha acostumbrado a los constantes combates contra villanos de todo tipo y la inmensa cantidad de particularidades que existen, se enfocaron tanto en sus vidas cotidianas y la sociedad de héroes que dejaron...
Explosión tras explosión, los cielos que se iluminaban por las detonaciones de misiles lanzados contra la nave imperial, cazas siendo derribados, en tierra decenas de edificios se derrumbaron causando aun más destrucción, todo mientras la nave continuaba bombardeando la ciudad.
—A todas las unidades, retírense de inmediato, repito, todas las unidades retírense de inmediato —se escuchó por los comunicadores de los cazas que quedaban.
Los pilotos obedecieron, pero mientras intentaban retirarse muchos fueron derribados antes de llegar a espacio seguro, los que lograron escapar lamentaron el rotundo fracaso y las vidas perdidas. La nave continúo bombardeando la ciudad, edificios colapsando, explosiones, alarmas, todo era un caos a primera vista.
En el frente todos los que veían de primera fila no daban crédito a semejante nivel de destrucción que solo podían comparar con la segunda gran guerra, algunas chicas lloraban y se abrazan entre si temiendo lo peor, muchos veían con ira e impotencia, otros apretaban los dientes y puños a más no poder, otros apenas podían creer lo que veían mientras golpeaban paredes y muebles para descargar su rabia, mientras otros más quedaban en shock, su ciudad, su hogar, su vida, había sido destruida por los deseos conquistadores y expansionistas de un emperador.
De pronto el bombardeo se detuvo, los militares y héroes observaron con desconcierto, preocupados de lo que estaba por venir, ordenes empezaron a ser dictadas para que todos se prepararan a luchar, todo mientras lamentaban las perdidas.
Mientras tanto en el interior de las nave, las fuerzas imperiales empezaban a movilizarse, planes fueron trazados, órdenes dadas, miles de soldados se movilizaban de un lado a otro, motores eran encendidos, equipo revisado, armamento activado, en los hangares decenas de naves se preparaban para salir, tanto de transporte de tropas como de escolta, listos para derribar a cualquiera que intente acercarse a sus compañeros, y no eran los únicos, una gran cantidad de diversos modelos y tamaños de unidades mecanizadas que solo podrían ser descritos localmente como "robots" de distintos tamaños se encendían y movilizaban.
Los hangares se abrieron en un estrepitoso sonido de aire comprimido siendo liberado en grandes cantidades, tras abrirse fue revelado el cielo en el marca el atardecer, cubierto de una amalgama de colores cálidos entre rojo, amarillo, naranja y demás tonos variables que indicaban que la noche estaba por caer, una fina capa de luz se formó en una aspecto semejante al de un escudo, pero su función era mantener aislados los hangares y separar el interior del exterior, usualmente se usaba en el espacio exterior para permitir la salida inmediata de las naves de combate sin tener que operar en atmosfera cero.
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En los canales de comunicación de todas las naves y robots tripulados se escuchó una voz femenina.
—A todas las naves, tienen permiso para despegar, repito, tienen permiso para despegar, buena suerte.
Con un fuerte zumbido que pronto se volvió un silbido cada vez más agudo, la flota aérea despego saliendo a toda velocidad de los hangares, los cuales eran resguardaros por grandes torretas, la cantidad movilizada era tal, que era como ver a un masivo enjambre que surgía para defender su colmena.