Tik, tok.
Las horas estaban pasando despreocupadas, sus ojos divagaban. Estaba inquieto, pudo sentir el sabor metálico de su sangre sobre su lengua. Un sabor conocido. Algo que disfrutaba.
Jungkook suspiró. Uno. Dos. Tres.
Se peinó los cabellos de la frente, solo un poco hacia atrás, era sábado, quería verlo.
Y no era que extrañara su molesta voz, ni mucho menos a la particular forma que tenía de hacerle sacar de sus casillas y romperle las bolas, no, eso no era algo que echara de menos en sus días libres. Jungkook extrañaba la forma en la que sus cejas se ceñían cuando hacía muecas, o como sus labios se movían al hablar, oh, sin olvidar cuando su silueta masculina pero delicada te daba la espalda y se desaparecía por el pasillo, caminando con obvia soberbia, como si en realidad fuera alguien inalcanzable. Eso le gustaba, algo se removía en su estómago cuando lo miraba, cuando lo hacía enojar. Ahora había descubierto que también le gustaba hacerlo llorar.
Y no iba a detenerse de no verlo solamente porque no era un día escolar, claro que no. El teléfono de Kim tenía que estar siempre disponible desde que el mismo Jungkook lo obligó a proclamarse su novio, así que, sí, le iba a llamar, e iba a disfrutar como el demonio su primera cita oficial.
Escribió un poco desesperado un "Quiero verte.", el cual borró con una rapidez un tanto inhumana, era él quien mandaba, se lo quería grabar en la cabeza, así que si iba a verlo, iba a ser por sus ganas, no solo si Jin también quería. Volvió a escribir, esta vez un "Nos vemos en la cafetería a la que vas con Nam en media hora, ponte lindo.", esta vez estaba apunto de enviarlo, pero borró la última parte, así que solo mandó a secas un "Nos vemos en la cafetería a la que vas con Nam en media hora.", así lucía mejor.
No recibió respuesta alguna, pero abajo de su mensaje venía escrito un pequeño "seen", y era todo lo que necesitaba saber para continuar con su día.
Por otro lado, en una habitación más triste se encontraba arropado un castaño, hasta la nariz, solo para permitirse respirar un poco, fantaseando con dejar de hacerlo apenas su cabeza estuviera toda cubierta con la sábana, pero sabía que era mucho pedir fallecer en esos momentos, en ese preciso instante en el que había leído aquel inoportuno mensaje. Los últimos días Jungkook se había encargado de esparcir por los pasillos de su instituto que habían comenzado una relación, y no era que le lanzaran miradas por aquella estupidez, no había prestado atención a esas cosas, era el hecho de que sus amigos lo observaban con lástima cada vez que al azabache se le ocurría que era buen momento de irse.
—Patético. —Susurró, mientras se levantaba de la cama, arrastrando los pies a su armario, esperando encontrar algo que no le decepcionara tanto como la idiotez de Jungkook.
Nada relevante pasó hasta que inició su recorrido desde la cochera de su casa hasta el estacionamiento de tres carros que poseía la cafetería. Era muy común que el castaño fuera con sus hermanos, más comúnmente con el mayor de los tres, Namjoon era muy buena compañía, disfrutaba sus tardes con él. Lo que dudaba hacer con ese azabache que lo citó.
Llegó bastante rápido, aunque se había tomado su tiempo entre semáforo y semáforo, y cuando entró a aquel local, sus fosas nasales se invadieron de un tinte de café y especias, algo común pero aún fascinante, donde detrás de esa agradable nube de aromas acogedores, encontró un rostro familiar. Jungkook ya miraba hacia su dirección, y le otorgó una sonrisa pequeña. Fue lindo. Se permitió disfrutar un poco de ese gesto dulce, solo antes de sentarse bruscamente frente al pelinegro, cruzando sus brazos por encima de sus hombros, sin dejar salir emoción alguna de su rostro.
—Vamos, no me mires así, ¿acaso no estás feliz de verme? —Preguntó Jeon mientras sonreía, estaba masticando el popote de su americano a las rocas.
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videocasetera. kookjin
PoetryJungkook encontró una videocasetera en la casa de Seokjin. +18.