II.

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El mayor no se esperaba esa terrible escena.

Creyó que había preparado a su mente lo suficiente para cuando ese momento llegara. Estuvo seguro de eso cuando Soobin se mantuvo a su lado durante el duelo. Por supuesto que el inicio fue casi catastrófico. El llanto no parecía ver su fin cuando lo castigaba día y noche, dejándolo despierto -en ocasiones- varias veladas consecutivas. Los pensamientos obsesivos lo volvían loco, y las horribles palabras de Taehyun se arrojaban contra él como cuchillos, provocando heridas que sabía que no serían sencillas de sanar.

Beomgyu había quedado destruido en tan sólo un pequeño momento, dejándolo en pedazos de la forma más cruel e inhumana posible. Por un momento incluso creyó que jamás podría recuperarse.

No se había equivocado, definitivamente no había sido fácil. Pero atravesó cada etapa con suma valentía, cayendo y levantándose de nuevo, derramando lágrimas y forzando sonrisas hasta que se convenció a sí mismo de que el nombre de Taehyun ya no dolía como antes. Quizá lo que había hecho en realidad fue mandar los grises recuerdos de ese amargo otoño al lugar más apartado de su mente.
Sin embargo ya había aprendido a vivir con ello.

O eso pensaba.

Pues justo en ese momento el mundo a su alrededor parecía haberse esfumado para dejarlos solos, compartiendo el reencuentro más paralizante que pudo existir.

Sintió sus piernas temblar y sus manos despidieron un desagradable sudor frío, al igual que todo su cuerpo.
Quiso moverse, abrir la boca, terminar con ese tortuoso momento y salir corriendo de ahí, pretender que la figura al frente formaba parte de su dañada imaginación.

Pero algo lo mantuvo en su lugar.
Aunque hablamos de escasos segundos en que sus ojos se encontraron fijos en los contrarios, Beom pudo reconocer tantos matices en ellos. Carecían de brillo, aunque no del todo. No se movían curiosos, tampoco se entrecerraron como para sonreír. ¿Acaso era arrepentimiento lo que trataban de expresar? ¿Eso de allí era culpa?
Peor aún. ¿Sería que los propios estaban mostrando lo mismo?

Ni siquiera tuvo que pensarlo demasiado. Bastaron apenas unos segundos para que sus orbes se volvieran cristalinas y una gota traicionera resbalara por su mejilla, evidenciando que su presencia le afectaba más de lo que pretendía.

Maldijo en su mente, pues lo que menos hubiera querido era que el pelirrojo cayera en cuenta de eso.

¿Qué debía hacer ahora? ¿Huir? ¿Abrazarlo? ¿Pedirle una explicación? ¿Fingir que nada había sucedido?
Se formuló miles de preguntas a las que quiso encontrar respuesta, y si pensó que no podía estar más conmocionado, casi se desmorona nuevamente cuando Taehyun rompió el contacto y se dirigió sin más hacia una mesa.



Estaba actuando como un verdadero cobarde.

Y lo reconocía. Pero el encuentro lo había tomado realmente por sorpresa. Se sentía tan débil y afectado, como si lo que hubiese visto se tratara de un fantasma o algo parecido. Aunque de cierta forma se había reencontrado con el espíritu de su pasado, esa sombra de la que había intentado huir repetidas veces.

Al principio pensó que podía pasar desapercibido, que no le tomaría más de un minuto darse la vuelta y salir del lugar, dejando en puntos suspensivos aquello que sus ojos habían visto. Pero otra parte de sí quiso caminar hacia el chico, mirarlo de nuevo, reconocer su nueva versión. En el mejor escenario incluso hablar con él.

¿Qué habría pensado Beomgyu? Se imaginaba que lo había superado por completo al mirarlo tan feliz en aquella pista de baile, riendo y moviéndose, ignorando las miradas de los demás.

Pero cuando observó la lágrima que derramó definitivamente se sintió confundido, preguntándose si la misma sería de alegría o de tristeza. En su faceta más arrogante podía asegurar que se sentía igual de desecho que él. Pero no quiso suponer nada.

𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨 ; 𝙏𝙖𝙚𝙜𝙮𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora