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¿Era acoso? USA estaba seguro que aún no había cruzado, del todo, esa delgada línea legal, la cual había investigado exhaustivamente las anterio noche

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¿Era acoso? USA estaba seguro que aún no había cruzado, del todo, esa delgada línea legal, la cual había investigado exhaustivamente las anterio noche.
Se podría decir que tenían encuentros "casuales", planificados con anterioridad.

Porque, durante los siguientes días, el salió a correr todas las mañanas a la misma hora y Argentina sacaba a pasear a su perrito, todos los días, también a la misma hora. Casual.

Disfrutando de la angelical apariencia de su perfecto Adonis y saboreando de primera mano el sublime carisma que manejaba en cada conversación.
Así, no pasó mucho hasta que llegó el momento de ayudar a su hermano a solucionar su escasa vida amorosa, pues sus soleados días se nublaban en cuanto veía a su deprimido hermano acurrucarse en las esquinas y murmurar cosas aún más deprimentes.

— Okey, apegate al plan Canadá — le llamó la atención nuevamente, al ver cómo su hermano estaba comiéndose los dedos de los nervios. El también lo estaba obviamente, pero en su corazón confiaba plenamente en sus planes, por eso, por fuera tenía su cara de seriedad absoluta. Esperando que eso le de un poco de confianza a su tonto hermano.

— Sí. Entrar, pedir su número y ya — explicó con rapidez, más que nada para si mismo. USA quizo corregirle y decirle que había un par de pasos que se había salteado, pero le dejó quedarse con lo importante, pedir el número de México.

USA suspiró y tomó la iniciativa de entrar, sabía que de lo contrario estarían horas ahí parados esperando que Canadá tuviera un arranque de valor y entrara. Cosa que sabía que no iba a pasar.

Con completa naturalidad se acercó al mostrador, mientras Canadá, preso del pánico, caminó a su mesa favorita mientras hiperventilaba, demasiado ansioso de que llegue el momento. Ni siquiera se molestó en saludar, está vez.

Su ángel personal, volteó justo a tiempo para cuando llegó al mostrar. Lo recibió con una hermosa y deslumbrante sonrisa que le fue imposible no curvar sus labios al verlo. Casi casi que se olvidaba de lo que venía a hacer.

— ¡Buenos días, USA! — le saludó con su usual ánimo alegre. Ciertamente recibía a todos el mismo saludo, pero al oír su nombre salir de esos celestiales labios, le fue imposible no sentirse el ser más especial en el planeta tierra.

— Buenos días — agitó su mano, aparentando no tener mucho ánimo, y recostó su codo en el mostrador, de manera tal que causó que Argentina arqueara una ceja con curiosidad—Necesito tu ayuda.

— ¿Oh? ¿Que sucede? — contagiado por el ambiente misterioso de USA, él también le siguió la corriente y se recargo en el mostrador, acercándose a USA para cuchichear, tal cual vecinas de barrio. Argentina ni siquiera notó como este se congelaba un segundo al ver su rostro a centímetros del suyo.

— ¿Tú hermano volvió? — preguntó repentinament, USA, mirando como los hermosos ojos dorados dejaban atrás la diversión de la situación, dejando ver un mueca de confusión, al igual que inconscientemente se había alejado un poco. Usa no pudo evitar la imperiosa necesidad de explicarse, temeroso de ser malentendido por esa pregunta — es por Canadá, él, está allí — señaló con nerviosismo la mesa, pero disimuladamente, quería aclararse, sí, pero tampoco no quería poner nervioso a Canadá.

— ¡Ahh! — exclamó, Argentina, por lo bajo, como si repentinamente entendiera todo. Los labios de USA temblaron de emoción, sin poder evitar pensar que su crush sabía todo y conocía todo, algo que también le asustaba— No te preocupes, siempre le digo a México que vaya él a entregar el pedido a su mesa.

USA se sonrojó por un segundo, sintiendo su sangre acelerarse y su corazón golpeando con fuerza en su pecho ¿La razón? Podría ser porque sus brazos se tocaron cuando Argentina volvió a acercarse o porque sus meñiques se rozaron sin querer, o también porque Argentina miraba directamente a sus ojos mientras sonreía. Lo cierto era que sus corazon golpeaba así solo porque Argentina existía, encontrarle un respuesta era una perdida de tiempo.

— ah, Pero... Ehm, me preguntaba si podías sugerirle a México si... Ya sabes, le de su número a Canadá. De verdad te lo agradecería con lo que sea que quieras, Canadá es demasiado tímido como para pedírselo él.— recordando la razón por la que estaba ahí, juntó ambas manos y le rogó sin vergüenza. Todo por el bien de su pobre hermano ¡lo que uno hace por amor!. Argentina parecía pensativo durante unos segundos, rascando su mandíbula mientras lo miraba con algunas dudas, lo que ponía aún más de los nervios a USA ¿No sé negaría, no?

— ¿Harías lo que sea? — volvió a preguntar, extrañando un poco a USA, pero asintió con rapidez, dispuesto a todo para ayudar a su hermano— bien, te ayudaré, pero antes dame tu número. Pensaré en que pedirte y te aviso — extendío su mano y esperó pacientemente a que USA saliera de su estupor, para darle su número.

Sus dedos no eran tan rápidos como quería, pero aún así se apresuró a sacar su teléfono y darle su número. Sentía su corazón bombeando a mil, mientras veía como Argentina escribía su número y marcaba, agendandose a sí mismo.

— ¿Listo? — algo desconfiado tomó nuevamente su teléfono, su euforia venía con el temor de que no sea él número de Argentina o que bien no se haya agendado correctamente el suyo.

Argentina soltó una carcajada al ver su rostro ansioso de USA, definitivamente ese era mejor que el, aparentemente, serio que traía siempre.

— Completamente listo ¿Quieres que pedir lo mismo que antes o algo diferente? — preguntó con confianza, emocionando a USA al saber que recordaba lo que había pedido la anterior vez. Todavía embobado, asintió en silencio y sorpresivamente Argentina entendió lo que quería, lo mismo que antes, otra vez, el corazón de USA fue flechado por cupido— espera en la mesa y déjamelo todo a mí. Conseguiré ese número para tu hermano.

Argentina apuntó ambos dedos índice en su dirección, mientras guiñaba uno de sus ojos. Ese fue el límite de USA, sin capacidad de reprimirlo, se rió por lo alto, dejando que floreciera aquel rosado en sus mejillas.

Argentina se rió con él al verlo, pero está vez, sintió su pecho vibrar al hacerlo. La risa de USA era muy contagiosa.

 La risa de USA era muy contagiosa

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Mhm... me parece que USA y Canadá no son los únicos enamorados aqui.

Nos vemos y buenas tardes<3

¿Ah?Ah-¡Ah!Ah~ [Usarg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora