Capítulo 9

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~La invitación~

Después de ese mal rato que pasé anoche, el entrenamiento con las Brujas fue aun más intenso de lo que me pude imaginar.

Durante tres semanas, me fueron enseñando las distintas disciplinas de la magia que cada una dominaba, para que así yo pudiera encontrar la mía.

Durante las lecciones, Darcy me regaló un grimorio —en pocas palabras, un libro de hechizos—, dentro de él habían muchas páginas con una alta variedad de encantamientos que podría utilizar con mucha diversión y gozo. Para ser muy pequeño, el libro tenía demasiado contenido que me serviría en el futuro.

La primera semana, Darcy se enfocó en que dominara correctamente la proyección del maná. Cabe destacar que le saqué muchas canas en el proceso, ya que aprender a hacer constructos de energía como los escudos de fuerza o los escalones, no era igual a una esfera de maná.

—¡Vamos, Nathan! —animó la pelinegra—. Solo tienes que llegar al otro lado.

Te pondré en contexto.

En ese momento, estábamos en un río oculto en el bosque de Mystic Hills. La corriente era muy fuerte, y estaba muerto del miedo. El plan de Darcy era que yo cruzara al otro lado del río utilizando los escalones de energía.

«Me llegó la hora», me dije.

—No, no lo haré —me negué, rotundamente.

—Por favor, es fácil —Obviamente era fácil para una Bruja experimentada como ella—. Solo observa.

Dio unos pasos hacia atrás para agarrar impulso, y posteriormente salir corriendo hacia el río como si tuviera ganas de ir al baño. Antes de que su pie hiciera contacto con el agua, un escalón de energía verde se proyectó automáticamente debajo de ella. Cada paso que daba, un escalón aparecía para que a Darcy no se la llevara la corriente. En menos de unos segundos, Darcy ya estaba al otro lado del río.

—¡Solo imagina la plataforma debajo de ti, y tu magia hará el resto! —vociferó la pelinegra desde la lejanía.

—¡¿Y si mejor hacemos un vídeo para TikTok?! —sugerí, tragándome mi dignidad.

Jamás en la vida había hecho un TikTok, pero en momentos desesperados todos perdemos la razón.

—¡Hazlo o te convertiré en un renacuajo durante un mes! —amenazó la insensible.

—¡Bien, pero si muero ahogado, borra mi historial de internet!

Ante todo tenía que borrar la evidencia.

O sea, prioridades.

Respiré profundo, ignorando el hecho de que estaba temblando del miedo. Di unos cuantos pasos hacia atrás, tomé otra bocanada de aire, y sin ver hacia el frente, corrí como si botara fuego por mi trasero.

En el momento que escuché el sonido de la corriente del río, me detuve, ya que del terror me oriné los pantalones.

«Matenme de una vez», supliqué, internamente.

—¡Tiene que ser una broma! —exclamó Darcy desde el otro lado del río.

—¡Lamento no tener esos ovarios de acero que te cargas, mujer! —contesté, avergonzado.

Eso que pasó en el río será un secreto entre tú y yo. Que te haya permitido leer esto no significa que tengas la libertad de divulgar estos detalles en específico. Así que, limitate, alma condenada.

Nathan: Aquelarre De Los Condenados © [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora