Capítulo 12

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~Embrujados~

Nota del autor: Okey, almas condenadas, me alegra informales que este capítulo es el último de la primera parte de este libro. No puedo creer que finalmente lo terminé, por lo que espero que los que han leído está historia corta hasta el final, les haya gustado al igual que a mí. Pensé que al terminar Planeta Mesozoico se me acabaría la creatividad, que ya no podría escribir otras historias; pero Nathan me demostró lo contrario.

Antes de empezar, quiero que sepan que este capítulo es largo, quería que el cierre de la primera parte de este libro fuera perfecto, que marcara un antes y un después en la historia de Nathan. Es por esa razón que me demoré en publicarlo. No es el mejor final; pero me siento satisfecho con él, ya que cumplí con llegar al desenlace que yo quería. Lo único que tengo para decir es que si llegaste hasta aquí, te ganaste mi corazón por haber leído mi segundo libro. Prometo que me esforzaré para que la segunda parte de este libro sea muchísimo mejor que la primera.

Así que sin más preámbulos, querido lector, deseo que disfrutes el final de la primera parte de Nathan: Aquelarre de los condenados.

***

¿En qué momento mi vida se había convertido en una mala serie de Netflix? Esa era la pregunta que más rondaba por mi cabeza últimamente. En serio, ¿el universo no pudo contratar mejores guionistas para la trama desastrosa de mi vida?

Cada que me levantaba de la cama no podía creer que tenía que estar alerta ante los ataques de hombres desquiciados que me querían succionar la energía, evitar que cualquier persona quisiera borrarle la memoria a todo aquél que supiera que soy Brujo, y pare de contar.

Incluso el hecho de decir la palabra: "Brujo", me resultaba irreal. Esperaba que en cualquier momento alguien me pellizcara y me trajera devuelta a mi triste, aburrida, e insípida realidad. Porque seamos honestos, alma condenada. Desde que me conociste en el primer capítulo de mi diario, pudiste notar que antes de conocer a las Brujas, yo era demasiado... ¿Cómo decirlo...?

¡Fatalista!

Sí, esa era la descripción perfecta para el antiguo Nathan. Literalmente odiaba todo lo que se atravesara en mi camino. Era muy pesimista, y en algunas otras ocasiones, un poco psicópata. En pocas palabras, yo no estaba muy lejos de la camisa de fuerza.

Pero por alguna extraña razón, cuando Darcy y las demás llegaron a mi vida, pude notar cómo había cambiado en tan poco tiempo. Y no me refiero al hecho de que ya era consciente de que podía realizar hechizos y todo lo que de pequeño soñé. Sino que mi personalidad pesimista y algo depresiva se había ido, me había convertido en un nuevo yo. Uno el cual estaba empezando a conocer.

No te mentiré, alma condenada. Fue extraño, pero me encantaba el nuevo Nathan. Uno más suelto, más parlanchín, más sociable, y algo más narciso de lo habitual.

Y todo eso por el simple hecho de descubrir que todo este tiempo nunca había sido un humano. Creo que internamente la razón de ser del antiguo Nathan era porque nunca sintió que encajaba en la normatividad del mundo. Por eso al saber quién era en realidad, mi verdadero yo surgió.

Si lo que estaba viviendo era un sueño, entonces no quería que nadie me despertara. Me quedaría por siempre en esta nueva realidad que era mi vida. Así tuviera que enfrentarme diariamente a Usurpadores y Hechiceros.

Me encontraba decidido a hablar con los padres de Jake, e impedir que le borraran la memoria a mi mejor amiga. No permitiría que la apartaran de mí, quería que ella formara parte de mi nueva realidad.

Nathan: Aquelarre De Los Condenados © [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora