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Shuhua no recibió ningún regaño de su abuelo.
Tampoco le dio ninguna advertencia ese día. Pensó que lo había soñado y que no había sido descubierta, que vería a la rubia y seguirían escondiéndose por mucho tiempo más. Se vistió y salió recibiendo solo un "regresa con cuidado" de su parte.
Pero camino a la escuela con un sentimiento de plenitud. Aún no olvidaba cómo pudo cruzar más de una palabra con su padre. Aunque él no le habló por la distancia, era algo único para ella.
No tenía ni idea de cómo podría agradecerselo a Soojin. Desde que había llegado a su vida le dio una sacudida a su comodidad para entregarle un desastre tras otro, pero eran cosas que le daban felicidad. Tenía ganas de decirle lo mucho que le agradecía haber llegado a su vida, pero no era una persona tan sincera como para poder decir un simple "gracias" y sentirse bien con eso.
Seguía preguntándose si su abuelo haría algo. Al menos no las encontró en una situación comprometedora. Eso habría sido aún peor, lo suficiente como para mandarla a una escuela en otro país con tal de alejarla.
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Le sorprendió no encontrar a Soojin en ninguna parte de su camino a la escuela. Siempre aparecía donde menos lo esperaba.
No era sorpresa tampoco que desapareciera con todo el misterio con el que llegó. A veces se daba la oportunidad de pensar cómo habría sido no encontrarla. Quizá estaría con las manos de ese profesor aprovechándose de ella. Su abuelo la seguiría teniendo en un pedestal y sería un lío de problemas emocionales. Aparte, seguiría sin conocer esa calidez y felicidad repentina que aparece cuando mira la esquina de su boca curvarse o al impregnar su ropa de ese perfume de cereza después de un abrazo largo, siquiera diría algo sobre el lunar bajo su ojo.
Cada una de las cosas que había aprendido sobre las parejas, amistades o cualquier acercamiento con una extraña eran tan desconocidas ahora. No había manera de que reconociera lo que era. Llenarse tanto de alguien como para escuchar su nombre y sentir ese ataque de plenitud.
Minnie estaba en la entrada viéndola llegar y dudando si saludarla o no.
─Buenos días. ─ Dijo de la nada.
Shuhua la miró por largo rato. ¿Quería algo? Sin duda se llevaban un poco mal por lo que ocurrió, pero seguía siendo una persona que no le molestaba.
─Deberías decir "Buenos días" para no hacerme sentir como una tonta.
─Buenas días. ─ Contestó con la frialdad que la caracterizaba.
─Con más cariño me habría servido un poco más.
─¿Buenos días?─ Había sonado como una pregunta. No sabía a lo que se refería.
─Déjalo así.
Ambas continuaron su camino a clases. Fue un día normal.
