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El frío en la ciudad había aumentado los últimos años.
Sólo hacía falta ver la nieve acumulada o a la gente pasar con enormes abrigos. Gente que la miraba como una loca por llevar un suéter ligero y no ir tiritando. A diferencia de ellos sólo miraba al suelo con tanta devoción como las avispas a la luz. Sus pasos eran cortos y algo lentos.
Esquivó a un par de personas apuradas y se acercó al puente, el cual nunca entendió del por qué de su construcción, lentamente tomo asiento en la orilla. Casi nadie pasaba por ahí. La gente rodeaba ese lugar como si no fuera interesante. Y no vamos a mentir, era un lugar horrible. No pasaba un río por debajo ni había plantas alrededor que adornaran. Sólo era un puente que unía dos calles muy transitadas y que era rodeado por la naturaleza del concreto.
Shuhua se sostenía fuerte de los barandales. Comprendía muy poco sobre la forma en que lo construyeron. Una niña podría jugar en el lugar donde estaba sentada y caer sin ningún problema. Ella consideraba a las niñas torpes, pero la sola idea de una niña cayendo por ahí le daba escalofríos.
ーDe nuevo estás aquí.
Escuchó a alguien decir de forma alegre. Su voz llena de vida. Casi como si estuviera a punto de comenzar a brincotear por la emoción.
ーDe nuevo estoy aquí.
Soltó con su carácter amargo en respuesta.
La verdad era que le interesaba ver a esa persona. Seguía hablándole a pesar de todas las veces que la había mandado a la mierda sin ninguna consideración. Su carácter no se había endulzado ni un poco con el pasar de los años. Los "expertos" que trataron de hablar con ella sobre no sentir rencor contra sus padres por abandonarla sólo seguían diciéndole en sus recuerdos que ese lenguaje se iría cuando lo aceptase.
Nunca se fue y ahora apartaba a todas con agrios comentarios.
Quizá era mejor así. Odiaba a las hipócritas que buscaban tener popularidad o un puesto asegurado al acercársele.
ー¿Puedo sentarme contigo?
Y antes de pensar en formular alguna respuesta apropiada con la cual mandarla muy lejos... Ella se sentó sin ninguna restricción.
ーTe ves molesta, ¿Problemas en casa?
ーSólo cállate.
Shuhua observó a la chica jugando con sus pies.
ーTe vas a caer si sigues jugando así.
Se refería al movimiento violento de sus piernas.
ーOh, ¿Te preocupas por mí?
Y no respondió.
El primer día había encontrado a una chica intentando liarse con un chico en aquel puente.
Aun le resultaba desconcertante lo ruidosa que llegó a ser. No pudo evitar pensar en que era como un árbol de navidad mal arreglado. ¿Quién se pone colores tan espantosos encima? Sin duda, la respuesta no era Yeh Shuhua.
