¡Goool!

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—Oh vamos amor déjate querer por mi ¡Deku!

—¿No sabes guardar silencio? No me interesa Katsuki, no tengo ni la más mínima curiosidad.

Ambos caminaban por los pasillos del estadio deportivo, el juego amistoso había terminado, una derrota de 3 a 2 el equipo de Izuku se retiraba triste, pero con la frente en alto.

—¿Que mierda paso con esa frase, rivales en el fútbol y hermanos fuera de cancha?

—Hay una minúscula diferencia, tu no quieres una hermandad, alfa arrogante.

—Joder solo acéptalo, el partido lo hemos ganado a la buena deja de ser un maldito mal perdedor.

Detuvo su andar para encararlo, aunque Katsuki fuese un alfa que le sacaba varios centímetros de altura no le importaba en lo más minimo.

—¡No soy un mal perdedor! ¡Ese último no era penal! Y lo sabes bien, eres un alfa tan arrogate, que se cree tanto por ser guapo y traer a todos los fanáticos omegas comiendo de la palma de tu mano, pero sabes que ¡Pudrete!

—¡Mierda! Me encanta que te enojes, ya deja de hacerte el difícil, lo quieres tanto como yo... anda Omega.

—¡Déjame tranquilo! ¡¿Porque estás tan obsesionado conmigo?!

—Porque eres mi destinado, y porque eres prácticamente uno de los pocos Omegas que llega a grandes ligas, también porque verte sudar en la cancha con las mejillas rojas solo me provoca querer que me ahorques con estas piernas de dios que tienes joder.

—¡G-grosero! ¡Vulgar!—Estaba completamente rojo, no podía con este alfa, desde el momento en el que sus ojos se encontraron lo supo, pudo sentir que era su destinado y como su corazón se llenó de calidez y amor, y después perdió un partido contra él, porque sus feromonas tan dominantes y deliciosas lo distrajeron en una tirada.
El lindo Omega era competitivo y si se dejaba enredar por esos brazos fuertes perdería la cordura  y la capacidad de hacerle frente.
Si lo marcaba, lo expulsarian de la liga, perdería su trabajo soñado, el tiempo que invirtió entrenado desde que cumplió 12 años.
La emoción del momento cuando a sus 18 All might se presentó en su hogar para reclutarlo y comenzar a entrenarlo para llegar a la FIFA.
Y ahora tan cerca de ser llamado para participar en un mundial, el sueño de todo futbolista.
Katsuki no tenía nada que perder, ya había firmado su contrato para participar en el mundial, no podía negarlo era demasiado bueno, no solo tenía talento en el manejo del balón tambien era un alfa, a los alfas no los expulsaban si estaban marcados, no había omegas que pudieran doblegar a un alfa, no tenían que tomar descansos por maternidad o pedir permiso para un celo y su nivel de energía era la codicia de cada equipo de fútbol.
Los betas eran muy buenos, los alfas estaban en la cima incluso proclamandose cómo capitanes de equipos.
Y los omegas, tan raros en las grandes ligas, comúnmente se quedaban en la banca, a Izuku no le importaba, quería estar en un mundial, no podía ignorar su sueño.

—N-nunca traicionaría a mi equipo revolcándome con un alfa del equipo contrario ¡Jum! Ni que fueras el único alfa en el planeta.

—¡¿Traicionar?! Y una mierda ¿Desde cuándo tu vida personal influye en tu trabajo?

—Desde el momento en el que no dejas de perseguirme por todo el estadio ¡El lugar de nuestro trabajo! ¡Ni siquiera nos hemos quitado los uniformes!

—El puto partido termino hace una hora incluso tus compañeros y los míos están comiendo ¡Juntos! En los comedores como si nada pasara ¡Eres un maldito obstinado! ¡Bien! si no quieres que sea tu alfa, entonces rompe nuestro lazo.

¡GOL! (KD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora