Paz Egoísta

Después de tanto, volviendo a pisar terreno de escritura y reunirlos gracias a estos dos píxeles.

Antes que nada, cabe decir que esto lo tenía guardado desde hace más de 5 meses, perdiendo y ganando motivación para publicarlo hasta ahora. Y henos aquí. Puedes verlo como parte del anime, del manga, o una combinación de ambos. Eso sí, tiene un poco de material headcanon para darles una base más estable.

Además, aunque es un one-shot, me gusta llamarlo más drabble porque se oye mejor. Aunque sea más extenso de lo que debería como para llamarlo así... Ehe.

...

El atardecer llega a lo lejos, entre los árboles y todo lo que rodea el terreno en el cual se refugian. El final del tiempo en el que se debe estar activo y abrumado de quehaceres, para llegar al reposo del manto oscuro y calmado de la noche siempre es agradable.

Akame sale de la base, sin rumbo fijo aparentemente. Es de los pocos días en los que raramente no tienen nada para hacer, dado su peligroso oficio; según Najenda, solo hay que esperar resultados por el momento, su plan así lo exige.

Su mente está... Sorprendentemente tranquila hasta para ella. Sin sus preocupaciones por el bienestar de sus compañeros (pues ni siquiera están en algún peligro ahora en primer lugar), repasar con cuidado los detalles de los procesos para sus avances contra el imperio, los dolores de cabeza que su hermana le trae.
El remordimiento silencioso por las numerosas pérdidas en la oscura vida que posee...

No sabe decir si le molesta o no el no tener algo que la ocupe, es una sensación que rara vez experimenta, pues solo la obtiene en estos días de paz, que muchos no han sido.

Solo sigue su camino aparentemente a la orilla de la montaña, queriendo apreciar los detalles de su entorno. Los colores del ocaso que son desvanecidos poco a poco por la noche, las hojas de los árboles se mueven con el ritmo del viento, el silencio de las bestias peligrosas que rodean toda la zona. No puede negarlo, está maravillada.

Pues, nunca se toma el tiempo de contemplarlos, las razones son obvias. Y aunque tuviera oportunidad, no se molestaba en hacerlo mucho, hasta ahora. Cuánto la han cambiado.

Cuánto la ha cambiado él.

Sigue caminando y, en la orilla de la llanura, lo nota. Justo cuando reflexiona en el efecto que ha tenido desde que empezó a formar parte de su grupo.

Tatsumi solo está acostado en medio del campo, una pierna sobre la otra y su mano sostiene su cabeza, a lo lejos parece descansar, al no hacer ningún movimiento.

Envidia su capacidad para relajarse... Tal vez por eso es que le pide enseñarle a como hacerlo también.

Viéndolo tan calmado, comenzó a acercarse, un poco dudosa por el temor de perturbar su paz. Encontrándolo con los ojos cerrados. Ningún signo de estrés y secuelas de las misiones en su rostro.

El viento mueve sus mechones castaños, y relaja su expresión levemente por la sensación de la brisa; no puede evitar concentrar su atención en cada detalle que ocurre en ello.

Suelta un suspiro de satisfacción. Frunciría el ceño si tuviera que ver de nuevo esas emociones y pesares reflejados, en él y cualquiera de sus compañeros...

No, no; sacude la cabeza suavemente, no es momento de pensar en eso.

Aún dudosa, toma asiento a un lado del joven permitiéndole apreciarlo más de cerca, acercó su mano a su cabello y recorre a través de él, con cuidado de no interrumpir su descanso.

Ciertamente, no sabía ni por qué quiso hacerlo en primer lugar, fue como un impulso de simplemente demostrarle... Algo. Aún era borroso el motivo de sus sensaciones al estar juntos. Pero es lo menos que puede hacer por él ahora, con lo mucho que él ya hizo.