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El castaño se encontraba caminando por los pasillos de la universidad, ignorando los chillidos de algunas señoritas, al igual que ignorando algunos comentarios ya sea buenos, malos o sin lógica alguna. Se acercó a su casillero y junto a este localizó a un chico de cabello blanco, lo miró confundido y continuó acercándose.
–Luzu necesito hablar contigo –demandó el chico y el ojirubi arqueó una ceja.
–Ni siquiera sé quién eres –respondió restándole importancia a sus palabras.
–Soy Rubius el...–lo interrumpió.
–¿Rubén? ¿Ex novio de Vegetta? –preguntó extrañado y el contrario asintió de mala gana– ¿Qué necesitas? –preguntó confundido.
–Quiero que te alejes de Vegetta –ordenó con el entrecejo arrugado.
El castaño lo miró confundido y sonrió burlon –¿Por qué lo haría? –cuestionó sin interés.
–Escucha, Vegetta es mío y...–lo interrumpieron.
Los gritos del azabache se hicieron escuchar por todo el pasillo, seguro se metería en problemas por eso, pero poco le importaba, se acercó a ellos y se sujetó del castaño para regularizar su respiración, al de mirada carmín no le molestó en absoluto, en su lugar, le divertía el comportamiento del azabache.
–Amaneciste con ganas de estar chingado ¿cierto? –preguntó con el ceño fruncido– Nieves te está buscando –mintió mientras miraba con una expresión seria al de pelo blanco para que le creyera.
El peliblanco miró al par y se acercó al castaño –Quedas advertido –dijo con el ceño fruncido pero el castaño no se sintió inferior, en cambio sólo lo miró con una expresión seria.
El de ojos verdes se alejó de ellos y el azabache soltó un suspiro, tenía que hablar con su amigo pero sería en otro momento.
–¿Qué fue lo que te dijo? –preguntó en un tono serio.
Ambos se miraron fijamente, hasta que el castaño desvío la mirada hacia su casillero para tomar un libro que necesitaba.
–Que me alejara de Vegetta –respondió sin darle tanta importancia a lo que el anterior chico le había dicho.
El azabache asintió, él también quería eso pero no se lo iba a exigir porque no tenía ese poder.
Aún no.
–¿Vegetta y tú son muy amigos? –preguntó con interés.
El castaño miró unos segundos y asintió mientras cerraba su casillero.
–Hemos sido amigos desde que tengo memoria, Vegetta siempre me ha apoyado en muchas cosas y siempre me sube el animo, al llegar aqui fue el primero que me dijo lo bien que me veía con mi nuevo aspecto y...–revolvió su cabello, así despeinandolo y adaptando una imagen jodidamente atractiva para el azabache quien se mordió la parte interna de su mejilla para evitar morderse el labio inferior– de verdad sentí que lo que me dijo fue de forma sincera y no exagerada como todos los demás lo han estado haciendo –se encogió de hombros.
