1

614 42 22
                                    

Se encontraba preocupada, había llamado a su hermana menor como era de costumbre todos los días a la misma hora, pero era la primera vez que no le respondía y la mandaba a buzón de mensajes. No quería llamar a sus padres y decirle lo que estaba pasando porque ellos podrían llegar a exagerar demasiado. Seguro su pequeña hermana se había quedado dormida o por ser casi el final del semestre estaba demasiado ocupada para atender sus llamadas.

Iba a esperar, Sullyoon era responsable con sus estudios y sabía que tarde o temprano debía comunicarse con su familia. A Tzuyu se le ocurrió una gran idea, llegar de visita a Corea para sorprender a su hermana. Podría pasar toda la navidad con ella o si la menor lo prefería regresarían a Taiwan por la temporada festiva.

Empezó a sacar todas las prendas de su armario, buscando la ropa más abrigada que tenía y apilándola en la cama. No sabía donde estaba su maleta y sinceramente no quería comprar otra, había sido un regalo de una de sus amigas cuando recibieron su diploma en la secundaria. De hecho, ya que iba a viajar a Corea podría reencontrarse con varias de ellas. Esperaba que las extranjeras estuvieran aún viviendo en ese país.

Recuerda el día en que todas tomaron caminos separados, fue muy duro para ella, prometieron encontrarse cada cierto tiempo y hacer una reunión, pero aquella noche en el café solo Tzuyu llegó. Trató de llamarlas tiempo después y nadie le respondía, tal vez todas habían cambiado sus números luego de tantos favores que les había pedido, si era así, entonces sería más difícil llegar a encontrarlas.

Escuchó el tono de llamada de su celular, lo que la sacó de sus pensamientos y fue directo a su mesita de noche para atender la llamada. Era de un número desconocido, añadiendo que era un número coreano. Le pareció algo extraño, pero aun así contestó, esperando paciente a que la otra persona en la línea hablara.

—¿Es usted la señorita Chou Tzuyu? —preguntó la voz de un hombre por el teléfono.

—Sí, ¿en qué puedo ayudarle? —Pensaba que tal vez solicitaban de su trabajo gracias a que su sitio en línea era muy visitado por muchos usuarios, a su pequeño negocio de ropa diseñada por ella misma le estaba yendo muy bien—. Soy la ceo de Willow Tree. Para esta temporada la línea de otoño sigue en venta y pronto saldrá la línea de ropa de invierno. Espero que para antes de comienzos de diciembre.

—Señorita, no la llamo por trabajo. La llamo para avisarle que su hermana, Chou Sullyoon, ha sido víctima de un asesinato el día de hoy veintisiete de noviembre. Los asistentes de sus padres no nos contestaban las llamadas, así que tuvimos que llamarla a usted. Lamento su pérdida.

Tzuyu sintió sus rodillas flaquear, su corazón empezó a latir tan rápido y su estómago se revolvió. Lo que había escuchado no podía ser cierto. Su pequeña hermana, su hermanita, la luz de sus ojos ya no estaba en este mundo. No, no era verdad. No podía ser verdad.

Se tumbó en el suelo, abrazando sus rodillas y dejando caer el celular sobre la alfombra, la llamada seguía, pero ella no era capaz de seguir respondiendo cuando sus ojos estaban llenos de lágrimas y su garganta había quedado seca. Lo había presentido, que algo le había pasado a Sullyoon y por eso no respondió sus llamadas, pero jamás imaginó que por la cuál no le atendía era porque había muerto.

¿Cómo le diría esto a sus padres? Apenas y sentía la suficiente fuerza como para llorar. Gritaba de dolor, tanto que podría desgarrarse la garganta y quedarse sin voz. La muerte era algo que jamás podría saber cómo enfrentar. Le dolía cada parte de su cuerpo porque le habían quitado la mitad de su corazón. Jamás pensó que llegaría a morir dos veces en su vida, y la segunda, su hermana, se había llevado todo lo feliz que tenía.

[. . .]

Mina empujó la puerta de la cafetería, sonando la campanilla del lugar. Antes de entrar vio a varios reporteros rodear el local, haciendo las típicas preguntas cuando ocurría algo tan fuerte y aterrador como un homicidio. El lugar estaba casi vacío, unos cuantos oficiales en la escena del crimen entrevistando a los empleados y los forenses levantando el cuerpo.

DoughnutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora