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AGE GAP.
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Octubre 24.
─¡Por favor, tío! ─supliqué, juntando mis manos para hacer más dramático el asunto─. No tengo con quien hacer mis practicas, te juro que nadie se va a enterar de que eres mi familiar.
Silencio.
Tal vez ya lo estaba considerando.
─No es una buena idea, Kenzie. Ningún familiar puede ayudarte con tus prácticas.
Suspiré. Llevaba casi una hora en el consultorio de mi tío, esperando recibir un poco de su ayuda. Estaba a un semestre de terminar la carrera en odontología, sin embargo, en una materia en específico pedían al menos tres meses de prácticas, no profesionales, sino como ayudante.
─Bueno, no las hago contigo pero si aquí en tu consultorio ─digo una vez después de pensarlo por un par de segundos─. Acepta, sabes que no soy desastre.
─Sé que no lo eres, pero no quiero que te descubran y tengas que repetir la materia.
Había un gran riesgo, tomando en cuenta que el consultorio era el más reconocido de la ciudad, por no decir que era el mejor de esta.
Me dejé caer en la silla derrotada, escuchando como mi tío dejaba escapar el aire que, al parecer, estaba reteniendo ya desde hace unos momentos.
─Con la Doctora Jessica Moore, dos horas por día ─habló poco después, mirándome con preocupación y haciéndome sonreír al instante─. Por favor quiero que seas discreta.
Se cumplían dos semanas desde que mis prácticas con la doctora habían comenzado, me sentía cómoda con lo que me tocaba hacer, que hasta ahora no era mucho. Era increíble y definitivamente me tenía que dedicar a esto toda la vida.
Noviembre 7.
Se cumplían dos semanas desde que mis prácticas con la doctora habían comenzado, me sentía cómoda con lo que me tocaba hacer, que hasta ahora no era mucho. Era increíble y definitivamente me tenía que dedicar a esto toda la vida.
"Doctora, el señor Evans está aquí" Anunció Martha, la señorita de la recepción.
¿El señor Evans?
─¿Teníamos cita programada a esta hora? ─pregunté a la doctora, quien parecía estar tan desconcertada como yo.
Martha habló cuando vio que ninguna de nosotras lo hacía.
─No tiene cita, pero dice que es urgente.
Pocos momentos después pude ver como la doctora Moore salía del consultorio y Martha detrás de ella. Definitivamente a ella no le gustaban las consultas inesperadas.
