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El pequeño hotel parecía una ratonera, con un montón de habitaciones diminutas y bastante mal cuidado, los pasillos parecían alargarse frente a sus ojos como una bestia hambrienta

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El pequeño hotel parecía una ratonera, con un montón de habitaciones diminutas y bastante mal cuidado, los pasillos parecían alargarse frente a sus ojos como una bestia hambrienta.

Las puertas de cada habitación tenían números grandes escritos en ellas. Las puertas eran de un color amarillento que alguna vez fue blanco y estaban enumeradas con plumón de aceite. Sin embargo, en el piso tres, en la habitación que debería ser la numero veintinueve, la puerta era de madera oscura y no estaba enumerada.

Después de observarla unos segundos tomó aire, al tiempo en que su mente vagaba en los laberintos del pasado, cuando todo sucedió.

"Saskya Fowler" él apretó los labios, pensando los titulares de los periódicos, que hablaban de una única sobreviviente, de una chica que había sido considerada por el público como una posible cómplice o una perpetradora en la llamada Gran desaparición.

Edward y Eva le dijeron que la prensa censuró su rostro porque era menor de edad, pero que todos sabían quién era, conocían a sus padres, a la hermana mayor, su dirección, su número de teléfono y fotos de ella estaban dando vueltas en línea, solo tenías que buscar. Adam nunca tuvo el valor de hacerlo, porque sabía que ver su rostro era uno de los actos más morbosos y autodestructivos que podía realizar. Sin embargo, tarde o temprano terminó haciéndolo.

La persona de las fotos era idéntica a Saskya, aunque en una versión femenina de dieciséis años. Recordaba el escándalo cuando la imagen se filtró y el posterior silencio al descubrir que la chica de la foto no era la sobreviviente, sino su hermana, unos meses antes del incidente, cuando tenía el cabello corto.

Por supuesto, tenía sentido, la gente pensaba que había encontrado a la chica, pero no era una mujer, sino un chico con nombre de mujer. Adam pensó en Saskya, en porqué su rostro era tan familiar, en porque sus destinos parecían estar unidos, esa debía ser la respuesta.

Saskya Fowler, toda su familia desapareció aquella tarde en el lago igual que la de Adam.

Sus manos comenzaron a sudar mientras los segundos pasaban, alargándose como si fueran horas. El corazón le latía a mil, la cabeza le daba vueltas, estaba comenzando a marearse, necesitaba tocar esa puerta, necesitaba ver ese rostro, pero tenía miedo, mucho miedo. Una sensación fría, como de hielo en la sangre le recorrió el cuerpo, si no conseguía controlar sus nervios iba a vomitar.

Tomando una respiración intensa se alejó un poco de la puerta y se puso en cuclillas, mirando al suelo mientras trataba de controlarse. Su mente estaba tan abrumada por los pensamientos que no podía pensar con claridad.

Contó hasta diez, tomó aire, volvió a contar, pero no pudo llegar hasta el último número, así que cerró los ojos y trató de mantener la mente en blanco. Aquello le funcionó un poco mejor.

Cuando logró estabilizarse se levantó, las piernas le temblaban, sentía que iba a caerse en cualquier momento, pero logró que su rostro permaneciera impasible, como si nada en el mundo pudiera perturbarlo.

En la noche más oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora