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El llanto de un bebé era lo único que se escuchaba por toda la casa, el rubio hacía hasta lo imposible por solucionarlo, pero simplemente no cesaba, cambio de pañal, biberón, tomarlo en brazos, nada simplemente nada hacía que se tranquilizara y para colmo el timbre de la puerta se encontraba sonando, rápidamente el rubio se dirigió a la puerta y al abrirla, un suspiro salio de él al presenciar quien estaba fuera.

-Hola Meliodas, cuanto tiempo-sonrio el azabache al ver a un muy despeinado rubio y con la camisa mal puesta 

-Zeldris, creo que estabas de viaje 

-regrese hace poco, me encontré con tu hermano y me contó lo que pasó- Zeldris no lo dijo con alguna mala intención y esperaba que el rubio no lo tomara así debido a sus antecedentes era algo incómodo, incluso complicado hablar entre ellos, pero salió de sus pensamientos al escuchar que provenían llantos dentro de la vivienda-creo que tienes un problema

-Tristan, pasa estas en tu casa- rápidamente se dirigió a la sala donde se encontraba el pequeño para tomarlo entre brazos de nuevo, pero eso seguía sin ayudar, así que el azabache solo entro y cerro la puerta dirigiéndose hacia él- perdona, llora de repente y no se calma, intento de todo pero es imposible

-¿puedo?

-claro, toma - le entrega al bebé y este lo toma con sumo cuidado colocando su cabecita entre su hombro y su cuello para dar unas leves palmaditas en su espalda, logrando así que el llanto fuera disminuyendo- como

-¿le diste de comer?

-si

-estaba incómodo porque tenía aire, siempre debes hacerlo luego de darle de comer o reaccionara así

-creo que el libro no decía lo clave- dice sentándose en el sofá

-¿Leíste un libro? jajaja creí que no te gustaba hacerlo

-necesidad 

-eso parece-dirigió su mirada a todos lados, notando que era un completo desastre, el lugar menos apropiado para un bebé, pero no podía juzgarlo, no después de lo que había pasado - ¿cómo te sientes?

-creo que bien o algo así, tristan ocupa mi mente y mi tiempo 24/7

-no necesitas hacer esto solo sabes, puedes pedir ayuda

-mi padre no quiere ni verme 

-pero que hay de los demas tus amigos y tu hermano, estaríamos dispuestos a ayudarte, sabes, quizá ninguno de nosotros sepa todo, pero con pequeñas cosas podemos solucionarlo- dijo señalando al pequeño durmiente con la mirada- en estos momentos es cuando menos debes estar solo Meliodas, siempre estas aquí encerrado, esto es un desastre sin ofender, no tienes un empleo que clase vida quieres para este bebé

-no soy capaz

-claro que lo eres, yo se que si, inténtalo

-Tristan no se quedaría con nadie, es muy dificil que le guste estar con otra persona

-si es así porque esta tan placidamente durmiendo ahora

-Porque le gustaste? no lo se a Estarossa lo ve y comieza a llorar y cuando Gowther intenta cargarlo es igual

-te encerraste tanto que se acostumbró a estar solo contigo, es insano para él y para tí, si lo dices así podría ayudarte si gustas, para eso estamos los amigos, ¿no?

-Gracias, siempre apareces en el momento menos esperado

-esa es mi habilidad- sonrie

Meliodas y Zeldris no fueron siempre simplemente amigos, en cierto punto ellos llegaron a ser pareja pero algo pasó y se empezó a mostrar desinterés, en un punto todos se sorprendieron al escuchar que Meliodas y Elizabeth serian padres tan inesperadamente cuando sé sabia que ambos aún eran algo, Zeldris se limito a decir que los felicitaba y que no habia problema alguno ya que lo suyo habia dejado de funcionar en algun punto, pero nunca dijo que la razón de su largo viaje habia sido con el fin de olvidar al rubio, quedando como buenos amigos y estando dispuesto a ayudar a su amigo cuando lo necesitara, nunca le guardó rencor alguno a Elizabeth porque ella no tuvo la culpa y se alegraba de no haberla odiado debido a la situación

Meliodas y Zeldris no fueron siempre simplemente amigos, en cierto punto ellos llegaron a ser pareja pero algo pasó y se empezó a mostrar desinterés, en un punto todos se sorprendieron al escuchar que Meliodas y Elizabeth serian padres tan inesper...

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𝓜𝓪𝓭𝓻𝓮 𝓼𝓾𝓼𝓽𝓲𝓽𝓾𝓽𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora