3

49 5 0
                                    

-Gracias

-no tienes nada que agradecer

-lograste lo que ninguno de nosotros pudo Zeldris, he ido con Meliodas en estos días, todo está limpio, Tristán no llora, hasta trabaja

-solo necesitaba un empujón y ya, no es la gran cosa -le extendió un plato de comida -¿que paso en su familia?

-tu conoces perfectamente a nuestro padre no es malo solo no le gusto la idea que alguien que no es de nuestro círculo fuera parte de la familia, cuando te fuiste mi padre hablo con Meliodas, ella o la familia, mi hermano dijo que ella era su familia y mi padre se desentendió de él

-¿que quieres decir?

-mi padre le quitó todo a Meliodas, le dijo que si ella era su familia tenía que salir adelante con ella sin recibir el apoyo de él, la casa en la que viven era de la difunta madre de Elizabeth yo ayude como pude a Meliodas pero no tengo tanta accesibilidad

-no tenía idea

-nuestros problemas familiares no eran tu problema él se negó a hablar con alguien y yo no quería molestarte el viejo pregunto incontables veces por ti pero lo único que sabíamos era que te encontrabas fuera del país

-De cualquier forma tampoco podría haber hecho mucho perdió a la persona que amaba no es nada fácil -se sentó junto a él para comenzar a comer

Estarossa le había tomado mucho cariño a Zeldris cuando inicio a salir con su hermano, era un niño así que el hecho de que él siempre fuera cariñoso con él se había vuelto algo importante e irreemplazable, Elizabeth había intentado tener ese lugar en su vida pero pudo haber sido la esposa de su hermano y la madre de su sobrino pero ella también había hecho algo malo y no era su asunto pero no podría perdonárselo.

-y si no - dijo en voz baja

-no digas eso Estarossa

-bien bien

*

Tristán oficialmente tenía cuatro meses comenzaba  a tener más firmeza y las cosas a su alrededor comenzaban a ser más atractivas y graciosas, Zeldris se había encargado de cuidar al bebé mientras Meliodas tenía mucha suerte en su nuevo trabajo parecía que todo iba progresando a la perfección.

-¿harás algo mañana? -pregunto el rubio mientras terminaba de cambiar al menor

-en realidad si

-¿lo dices enserio? Es domingo

-raro no? -rio el rubio sabía perfectamente que el azabache odiaba salir los domingos para su mala suerte eran soleados y hacia sus ganas de estar encerrado más fuertes que nunca -tengo una cita o algo así

-¿una cita?

-si, es algo extraño pero quizá sea divertido, si necesitas algo dime -se despidió y le dio un corto beso en la mejilla al bebé

𝓜𝓪𝓭𝓻𝓮 𝓼𝓾𝓼𝓽𝓲𝓽𝓾𝓽𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora