Una noche y nada más

Parte 2: La fête française

- ¡Es una reverenda cagada! – Protestó Di María, mientras se cruzaba de brazos contra una pared y movía el pie de forma nerviosa.

Messi, que se había quedado con la mirada clava en el suelo por la vergüenza, volvió a alzarla para ver a su compañero. Al instante se arrepintió porque, una vez más, los ojos de sus compañeros se posaron sobre él.

Había intentado guardar silencio al regresar de hablar con Scaloni, pero le fue imposible negar que algo malo había pasado después de que todo el mundo lo escuchó gritar. Todos pensaron lo peor, pero el capitán fue rápido para disipar teorías. La insistencia no se hizo esperar, y Messi, el cual confiaba plenamente en su equipo, no tuvo más remedio que confesar la verdad:

La AFA había arreglado un Emparejamiento para él esa semana con complicidad de la FIFA. La idea es que, si quedaba embarazado, su ciclo no afectaría su desempeño en el mundial. Y de paso, ambos podrían hacerse de unos buenos millones por la venta del niño que resultara de la unión de los mejores jugadores de las respectivas selecciones.

- ¿Y si decís que no? – Enzo, en su inocencia, intentó ser optimista, pero Messi negó con su cabeza con resignación.

- No es una opción. Tienen mucho poder, saben cómo castigarme si me niego – Messi respondió sin querer dar más detalles.

El silencio volvió a instalarse en la fiesta, que ya no era del todo alegre por las nuevas circunstancias presentadas. Lo único que rompía la calma de la noche era el repiquetear de las brasas del asado, y los ocasionales ruidos de la ciudad a la distancia, llenos de lejanos canticos de hinchas festejando la reciente victoria, ajenos al drama que se vivía dentro de la selección que tanto adoraban.

- ¿Saben qué? Que la chupen, yo digo que mandes a cagar el acuerdo – Dijo de repente Otamendi mientras se levantaba con brusquedad de su asiento.

- ¿Sos sordo? Messi no puede simplemente mandar a cagar el arreglo. La AFA tiene el respaldo de la FIFA, y ellos lo controlan todo – Respondió irritado Martínez.

- No todo. Ellos quieren un embarazo, ¿verdad? Bueno, dales uno, pero que no sea el que ellos quieren – Insistió Otamendi, mientras una sonrisa malvada se dibujaba en su rostro a medida que su plan se iba trazando en su mente.

- Háblame en español argentino, porfa, ¿En qué estás pensando? – El arquero Dibu inquirió ya irritado, pero con intriga. El resto del equipo, incluido Messi, querían saber qué es lo que el defensor tenía para decir.

- Si es inevitable, entonces asegúrate de tener la última risa. Busca un alfa cualquiera que haga el trabajo antes que Suárez llegue a ti. En 9 meses entregas el pibe y nos reímos de como los Dinosaurios crían un guacho jr. creyendo que es un Suárecito.

- ¡Ja! Ta' buena la idea. Y de paso Lionel se divierte. Estoy seguro que no tendrá problema en encontrar alguien para el trabajo – Acuña fue el primero en sumarse a la idea, entusiasmado con la idea de complotar contra una entidad tan corrupta y tocapelotas como la FIFA.

- No. No voy a dormir con un extraño de la calle, no soy una puta – Messi protestó.

Si odiaba la idea de estar con Suárez, aún más la de estar con un completo desconocido. Aunque le gustaba la idea de joder a la AFA y a la FIFA, hasta él tenía estándares. No quería terminar como Maradona. Aunque tenía un gran y profundo respeto e idolatrarían por la Mano de Dios, le daba pena la forma en que lo habían tratado en sus años de gloria.

Después de ganar la copa del 86', llevaron al alfa de aquí a allá, de fiesta en fiesta, drogándolo y vendiendo sus servicios como si fuera una prostituta, por meses, incluso años. Solo Dios sabia cuántos hijos el ídolo Argentino había dejado desperdigados por el mundo gracias a la avaricia de sus superiores. Messi estaba seguro que la única razón por la que pararon es porque, a ese paso, era cuestión de tiempo para que algunos de sus descendientes se cruzaran y cometieran incesto.