1.Restos del pasado

252 23 8
                                    

Pequeñas y traviesas pisadas resonaban entre la alcantarilla donde tres pequeños niños jugaban bruscamente a perseguirse; las sonoras risas alegraban a su cansado padre que después tendría que ser él quien los correteara a la hora de la siesta.
Pero... ¿Dónde está el pequeño morado que faltaba entre aquel grupo de chiquillos? La respuesta era: En el asiento de su papá donde le encantaba leer. A diferencia de los otros, Donnie tenía la estricta regla impuesta por Splinter de no jugar con ellos si eran demasiado violentos debido a su caparazón mucho más delicado que el de los otros. Comúnmente no le molestaba quedarse quieto, pero a veces les miraba con algo de rencor por lo que ellos eran capaces de hacer sin peligro alguno.

Con cuidado, bajó del sofá tocando con sus deditos el piso frío de la habitación terminando por acomodarse sus gafas para ir a buscarlos con libro en mano. Ahora se encontraban en la sala principal continuando con su juego hiperactivo, donde al ver al pequeño se detuvieron mirándolo con sorpresa suponiendo que iba a unirse al juego, sin embargo, solo se quedó estático, como si esa fuera su manera de preguntar si podía estar con ellos, y lo era.

El más pequeño de los tres con una gran sonrisa corrió hacía él haciendo su mayor esfuerzo por no caerse pues apenas hace unos meses había aprendido a caminar sin ayuda.
-¡Don Don! - Le llamó entre risas tomándole de la mano invitándole a juntarse con sus hermanos, donde Donnie tímidamente fue dejándose llevar hasta llegar con los mayores quienes le miraron de arriba hacia abajo.

-Dejemos esto en otro lado- Dijo el rojo tomando el libro que llevaba en su otra mano mirándole a sus grandes ojos para verificar si Donnie estaba de acuerdo con su acción; sabía que el chiquillo a veces podía ser demasiado irascible cuando se trataba de sus cosas. Pero esta vez, no pareció importarle y solo asintió tranquilamente- Bien chicos, ¡Donnie se nos unió! - Alzó sus manos alegremente para animar a los demás-Así que ya saben, nada de rudezas con él- Miró a Leo a manera de amenaza sabiendo que en ocasiones le gustaba molestar a su gemelo, pero no para lastimarlo, solo para irritarlo ligeramente.

Azul no tuvo de otra y solo bufó restándole importancia dando por iniciado el juego donde ya eran los cuatro recorriendo su gran guarida debajo de New York.
Aunque no lo pareciera, Donnie disfrutaba de estar con sus hermanos a pesar de tener sus diferencias, las cuales pronto se hicieron notar en cuanto Leo entró a la habitación de los cuatro al ser perseguido por su gemelo quien estaba decidido a atraparlo haciendo un puchero concentrado. Pero el contrario cometió el error de llegar a su cama donde tenía arrumbados varios libros que entre risas comenzó a arrojárselos sin mucha fuerza para que no se acercara, pero eso fue suficiente para que Donnie se cubriera de ellos y por los golpecitos se enojara.

-¡Oye! ¡¿Que crees que haces?!- Reclamó - ¡Los vas a dañar, tonto! - Y al mirarlo, uno de sus libros le golpeó en su carita haciendo que sus lentes se cayeran; eso colmó el vaso y se abalanzo contra él para pelear.

-¡No aguantas nada, Donnie! - Le sacó la lengua sosteniéndole de los brazos para evitar que le pegara. Obviamente, ese escándalo terminó por alertar a los demás, quienes fueron corriendo a donde estaban. Splinter fue el primero que se acercó para separarlos.

-¡Niños niños! Se supone que no deben hacer tanto barullo, va a empezar mi telenovela; así que llévense bien o los castigaré a ambos- Se dirigió a Azul para tomarlo del brazo y Rafa por consiguiente abrazó de la cintura a Morado para separarlos.

-No es justo, solo porque Donnie no sabe jugar no tenemos que cambiar las reglas- Reprochó acomodándose el paliacate para salir de la habitación con su padre donde Mikey tomó de la otra mano a Splinter para ir con ellos dejando a los otros dos en el cuarto.

-Tonto tonto tonto... - Murmuraba Donnie comenzando a tomar los libros que habían caído al piso para volver a acomodarlos donde Rafa le fue ayudando también con aquella tarea.

Caparazón SensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora