Capítulo 1. Cuando el espacio se convierte en una barrera

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10 de noviembre del año 2012

-...deja tu mensaje después del tono...- Kol suspiró mientras colgaba la llamada y se recostaba en la silla con frustración.

-Disculpe, ¿Está listo para ordenar?- dijo el mesero con suavidad, se notaba incómodo y no era para menos, había visto al joven castaño sentado cerca de una hora esperando a alguien, quien parecía no tener intención de llegar.

-Si, necesito dos cenas para llevar- dijo Kol con resignación, y ante eso, el mesero asintió.

-¿Qué desea en la cena...?-

-Puede ser el especial de hoy- dijo Kol finalmente, y el mesero asintió antes de darse vuelta para volver a la cocina.

Kol miró nuevamente su teléfono y vio que aún no tenía respuesta a los diez mensajes que le dejó a Elena en la última hora, en otra situación se hubiese sentido intenso, porque le sumaba las diez llamadas que la pelinegra no respondió, pero ¿Podían culparlo?, hoy era su segundo aniversario y habían planeado salir a cenar, algo rápido, pero como las últimas veces, Elena no apareció.

Luego de pagar la cuenta y agradecerle al mesero, Kol salió del restaurante con lentitud y empezó a caminar por las calles concurridas de Manhattan, había sido el año más largo de su vida, y eso que aún no completaba exactamente un año desde que su papá lo sacó a patadas de su vida y se olvidó de su existencia, no negaba que por meses le preocupó lo que pasaba en la vida de su papá, así que se propuso vigilar a su progenitor algunas veces para asegurarse que no fuera obra de un ser maligno, pero como bien lo dijo Mark en su momento, su papá siguió su vida como siempre, y más de 11 meses después, entendió, que sencillamente su papá estaba mejor sin él, así él también siguió con su vida, empezó a estudiar en las noches, y a trabajar en la tienda de construcción en el día, y dando tutorías los fines de semana, puede que se le dificultara organizar su horario las primeras semanas, sin contar el asunto de ahorrar dinero, pero encontró un punto medio, donde no tenía tiempo para "disfrutar de la vida" como decía Ethan pero el dinero le alcanzaba y ayudaba a Rose, no descansaba mucho pero no podía quejarse, sin embargo, el problema ahora era justamente su vida amorosa.

-Hola Víctor- saludó Kol con rapidez mientras se adentraba a un callejón, donde un hombre que parecía vivir en la calle rebuscaba entre el gran basurero algo para comer, pero al escuchar al castaño se giró con rapidez.

-Hola Kol, es un gusto verte ¿Qué tal las clases?- dijo el hombre sonriendo, este y Kol se habían "conocido" un día que el castaño salió muy tarde de la universidad y para llegar más rápido a su casa tomó un atajo hasta llegar a ese sector algo vacío en altas horas de la noche, y se encontró a un grupo de hombres golpeando a un hombre algo mayor, puede que la idea inicial de Kol fuera seguir de largo para evitarse problemas, pero le pareció injusto, así que terminó ayudando al hombre golpeando a los demás, sobra decir que se ganó un sermón de el maestro, de Illeana y hasta de Claire, porque según ellos -ese poder Ranger no podía usarlo con las personas inocentes-, Kol no dijo nada, ni para defenderse, pero no se arrepentía, y bueno, desde entonces, cada que puede pasa por el mismo lugar a saludar al hombre.

-Bien, no me quejo, tengo algo de prisa pero aproveché para pasar a saludar y...- dijo Kol mientras le extendía las dos cenas que pidió en el restaurante al hombre, el cual sonrió ampliamente y su rostro se iluminó.

-Muchas gracias, estoy seguro que a Julieta le encantará, te debemos otra muchacho- dijo el hombre con gratitud y Kol sonrió, aunque era difícil no pensar en Elena cada vez que escuchaba el "Julieta", aunque esta en realidad era otra mujer que "vivía" por ahí con Víctor, la cual Kol conoció luego de ayudar a este, desde entonces intentaba ayudarlos con lo que podía.

POWER RANGERS 3: LoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora