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—¡Hmmm! —gimió quejoso, quizá al tiempo que jadeaba poquito, intentando calmar su respiración, acomodando un poco sus pantalones de chándal, a medida que hacía una posición de defensa. Su cabello molestando un poco en sus ojos, ya que se pegaban unos cuantos mechones en su frente algo sudada— vas mejorando —opinó en seguida. Inhalando y exhalando al tiempo.

Y el alfa asintió.

Esperanzado.

A sabiendas de que escuchar un halago o algo parecido del omega era casi imposible.

Nulo si le preguntaban.

Así que quizá esperó un poco más. Solo poquito. Para sentir otro par de palmaditas en el ego.

—Le he dicho que he estado practicando, majestad. Tengo buena resistencia —aseguró aquel alfa mientras sonreía, dejando notar aquellos hoyuelos a cada lado de las esquinas de sus labios—. Pero por más que practique, usted siempre me hace dudar de qué tan resistente puedo llegar a ser. Usted siempre supera mis límites.

El omega sonrió, lanzando un puño limpio al aire, que tomó por sorpresa al alfa, que lo único que hizo fue abrir los ojos en grande al ver el puño de Jungkook a unos cuantos centímetros de sus ojos. Y es que por más que practicaba, y por más que lograba ganarle a otros alfas y omegas en una batalla limpia, con Jungkook era otro tema. Y a Jeon SungWoo le encantaba hablar de ello.

Jungkook apretó sus labios levantando un poco las comisuras, en un atisbo de sonrisa que más bien parecía una mueca.

—Practica tus reflejos. Ya tienes resistencia, ahora enfócate en tus reflejos. Ya te he dicho que esa es tu desventaja —y bajó el brazo, destensando el puño mientras quitaba las vendas originalmente blancas ahora sucias y húmedas de sudor—. Hoy diste una buena pelea, Woo.

Y el mencionado sonrió, yendo a una de las pequeñas mesas dentro de aquella cancha de boxeo interna que estaba en la azotea de la residencia Jeon, regresando a Jungkook cuando encontró lo que buscaba.

—¿Agua, majestad? —indagó, ladeando la cabeza mientras extendía una botella pequeña llena de agua al clima.

—Gracias.

Y el líder pudo sentirse descansado después de una ducha de casi una hora. Encontrándose ahora frente al espejo de su habitación, divisado algunos pequeños raspones en sus ante brazos. Suspirando un poco en el proceso.

Y es que realmente era de su gusto entrenar a sus propios escoltas. Y desarrollar el potencial de estos lo mejor que pudiese. Así que solo agarró un poco el alcohol y algodón para pasar el líquido por su blanquecina piel, aunque sabía que eso no era necesario y que sanaría rápido.

Y que los raspones no eran más que cosquillas para su piel.

Pero a veces solo le gustaba hacer un poquito de drama mental dentro de sí mismo y darse atención. Ser quisquilloso de vez en vez, siendo lo que parecería una pasatiempo para alguien como él, que tenía que vivir la mayor parte de su vida limitándose.

Porque era rey, y era omega.

—Un alfa del clan Kim aceptado por el Clan Kim de la élite —susurró para sí mismo dentro de la soledad de su habitación—. Hmmm...

Desató la toalla que le cubría la piel desde las caderas hasta las rodillas, siendo espiado solo por la luna que se veía casi opacada entre las nubes. Su desnudez llenando la habitación, justo con su esencia, en un intento de sentirse seguro.

Seguro y tranquilo como pocas veces estaba.

Unos cuantos golpecitos en la puerta lo sobresaltaron, haciéndose fruncir el ceño mientras se apuraba a vestirse.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2022 ⏰

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