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—¿Está seguro de esto, maestro?

—Así es Gir, ¡Zim no puede estar más listo que ahora! Los humanos sabrán quien es su dictador, ¡por fin Zim hará que este mundo sea suyo!

Mirándose al espejo con una sonrisa orgullosa el invasor removió la larga cabellera negra que caía bajo sus hombros, admirándose al espejo seguro de que nada podía salir mal. Frente a su vista yacía una chica con cabello ondulado, un suéter con cuello de tortuga rosa, una falda de tablones negra, calcetines blancos cortos y unos pequeños zapatos negros.

No quería admitirlo, pero hasta él sabía que se veía bien, digno de ser admirado por los humanos con esta nueva apariencia de una fémina terrícola con largas pestañas y ojos violeta. Su pak ya no estaba por diseño seguro para no ser encontrado por cierto humano, aunque solo era una ilusión aún tenía el pak ahí mismo.

Tomo un bolso comprado con anterioridad y se dio vuelta saliendo de la base, encargando a Gir cuidar de ella claro que eran palabras que sabía no haría caso, regresando tendría que limpiar cualquier destrozó que hiciera su unidad. Rodó los ojos restando importancia y se encaminó en dirección a la ciudad.

Frente a una gran fábrica se detuvo y puso sus manos en sus caderas sonriendo maravillado observando ese enorme lugar, ahora solo tenía que entrar. 

Su plan era simple, tenía que entrar y plantar nanotecnología a esta fábrica de maquillaje, cuando las féminas lo usarán y algunos hombres, dominaría el mundo con manipulación mental haciendo que las mismas féminas hicieran el trabajo por él. ¡Era brillante! Además, Dib-cosa nunca sabría nada de esto porque aún si lo vigilaba Zim nunca habría estado frente a esta fábrica y no podría intuir que él había sido.

Listo para entrar después de una risita, al dar el primer paso no logro entrar pues fue empujado fuertemente contra el pavimento cayendo sobre su trasero cerrando los ojos con el impacto.

— Estúpido terrícola, ¿quién se atreve a dañar al gran y po...? —Maldijo entre dientes cabizbajo cosa que al alzar la vista agradecida a si mismo por no gritar.

—Perdóname no te vi, tenía prisa.

—Maldición...

Era una maldición literalmente, o al menos eso pensó el de ojos violeta, se había topado con Dib, con quién menos quería toparse ahí estaba.

El humano de 18 años se acercó estirando su mano para que aquella chica la tomara, claro como siempre le pasaba con ellas, ella golpeó su mano y termino levantándose sola.  Dib solo pudo dar una sonrisa nerviosa frunciendo su sien insultando al mismo por ser muy idiota y no ver por dónde corría al seguir a su hermana que estaba por perderse la compra exclusiva del nuevo juego.

— En serio lamento mucho el haberte empujado.

Zim por otro lado estaba bufando, enfadado hasta más no poder ¡quería gritarle mil y una cosas en su gran cabezota! Pero... Se dio cuenta de que su disfraz había funcionado, gracias a la tecnología de Tak ni siquiera se dio cuenta de que era el mismo Zim. Así que decidió jugar un rato para comprobar que de verdad no lo había reconocido o si solo era cuestión de tiempo, después seguiría con su plan.

—Está bien, ten más cuidado.

Se sacudió la falda que usaba y vio sus manos llenas de polvo sucio y algo de lodo que había en el suelo, lo único que hizo fue suspirar, pero después sonrió y ladeo la cabeza mirando a Dib quien seguía en una discusión interna si todavía seguir a su hermana o ayudar a esta chica.

—Claro para no verte como un mal individuo podrías hacer algo al respecto para corregir tu error. ¿No crees?

—¿Eh?

Dib estaba sorprendido, no porque se lo estuviera pidiendo sino porque parecía que quería estar con él, ninguna chica, aunque lo intentara quería estar con alguien raro y extraño como él, ni siquiera en un accidente así … Y si una vez ya lo había hecho intencionalmente para acercarse a una chica y aún con la ropa arruinada con su bebida ni siquiera acepto de su ayuda.

—Claro...  Dime ¿cómo puedo enmendar mi error? —parpadeo intentando volver en si de su impacto, hasta estaba emocionado por eso.

—Llévame ahí —El alíen solo señaló una tienda cualquiera que resultó ser un negocio de malteadas ambientado a los años 80.

—Vamos ahí entonces.

(…)

Al entrar al lugar se encontraron con mucha gente pues había un cumpleaños en marcha y los empleados cantaban feliz cumpleaños a aquel grupo de personas en una mesa no tan lejano. Los empleados se movían veloces por los patines en sus pies, dando un espectáculo visual sin igual.

(¿Por qué no venimos aquí con papá en lugar de esa aburrida pizzería con altos niveles de aceite?)

Se preguntaba Dib sentado en una mesa aun lado de la ventana con sillas similares a un sofá, del otro lado estaba la chica que recién había conocido mirando el menú.

—Oye... —Dib hablo todo apenado completamente, tenía la cara roja al estar solo con una chica que no fuera su hermana — si no es mucha molestia me gustaría saber tu nombre.

—Zim.... tia! Jajaja así es mi nombre es Cinthya. Perdón tenía un chicle en la boca no salió bien mi pronunciar. —Hizo un gesto de escupir en su mano cosa asquerosa para Dib, pero supuso que así era ella. —¿Tu nombre? Te dije el mío.

—Dib, y en serio lamento haberte hecho eso.

—¡Ya déjalo, no estoy enojado...da! Enojada. Claro soy una fémina después de todo.

Dib alzó una ceja viendo sus correcciones, tenía una idea vaga de que tal vez era una chica que se sentía más como un chico, pero era demasiado femenina como para que eso fuera verdad. Podría ser que fuera tan rara como él, claro que de otra forma totalmente diferente.

Ambos ordenaron, Zim quien por suerte tenían cosas dulces, ordenó una malteada de fresa y unos waffles, Dib una hamburguesa doble y un refresco. El pedido no tardó en llegar y empezaron a comer.

—Gracias...

—¿Por? — la chica alzó una ceja dejando de beber de su malteada.

—Por convivir un rato conmigo, sé que fue por un accidente, pero te parecerá raro, no tengo amigos y no soy bueno con las chicas.

—Pues si es raro, eres guapo deberías aprovechar eso para tener a todos a tus pies.

La chica dejó de comer y con casi todo acabado se levantó y sin despedirse se fue, Dib sin saber cómo reaccionar corrió hasta donde estaba la chica que ya había salido del local.

—Dime, ¿puedo verte de nuevo?.

La chica lo miro de reojo y alzó la vista pensativa, luego negó alzando los hombros.

—Tal vez te vea tal vez no, puede que ya no. Quien sabe.

Sin más que decir ella se marchó dejando a aquel joven de gafas quien fue detenido por un hombre musculoso en patines regresándolo al local para qué pagará por lo consumido. 

Mientras tanto Zim sacaba la lengua asqueado por lo que le había dicho a Dib, "que era guapo" guapo era él, pero Zim solo repitió una frase de una de las películas de Gir intentando verse como una fémina común al no saber que decir en algo que no le importaba lo más mínimo, la vida de Dib.

Pero sin querer el alíen había conseguido encender una chispa que tal vez no podría contenerse, Dib había empezado a pensar en lo que dijo, que era guapo... Pero ella había sido muy cortante en esa pequeña ¿cita? Puede que nunca la volviera a ver, qué tal si nunca la vería de nuevo solo por ser él.

No le quedaba más que dormir y esperar a que tal vez volviera a verse con ella. Una chica que pudo estar con él y no le dio un no definitivo de verse de nuevo... ¿Valía la pena sentir algo por una desconocida? Bueno cuando eres alguien sin tanto amor mostrado por la humanidad entera... Si lo valía.

Me enamore de una mentira (ZaDr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora