Ha sido un día de mierda.
Sin embargo estoy intentando no tirarme del balcón de mi departamento. La pintura es algo que evita a toda costa que haga eso.
Admiro nuevamente el lienzo que tengo frente a mi. Es la figura de una chica sentada en medio de una gigante arboleda ¿Por qué pinté eso? No tengo ni la menor de las ideas, pero en mi cabeza se veía mejor.
Algunos golpes en la puerta del estudio me hicieron salir de mi burbuja. Me levanté para abrir la puerta encontrando a mi novia con una gigante sonrisa.
-¿Estás muy ocupada? Te traje unas cuantas pinturas que dejaste en mi departamento el otro día. - dijo sacudiendo una bolsa llena de botes de pintura.
-Claro que no, pasa - dije haciéndome a un lado.
Realmente quedé algo hechizada con la ropa que tenía, traía una falda negra de tela medio transparente y un top estilo corsé de encaje color rojo. Que Dios bendiga a la persona que creo los encajes. Su largo cabello castaño estaba recogido en una coleta de caballo con algunos mechones sueltos.
-¿Por qué una arboleda?- preguntó al ver el lienzo.
-No lo sé, pensé que se vería diferente.
-Pero de que hablas ¡Está precioso!- halagó la pintura con una sonrisa y girandose hacia mi - Mi novia es toda una artista.
-¿Cómo no? Mi musa me inspira demasiado - reí acercándome a darle un beso corto en los labios.
-¿Y que puede hacer tu musa para que ahora le hagas un retrato?
Ella se giró un momento a ver unos cuantos lienzos que había pintado hace unas semanas, eran de unas chicas desnudas al estilo abstracto.
-¿Que te parece una pintura así?- me dijo pasando una de sus manos por mi mejilla.
-¿Quieres que te pinte desnuda?- me sorprendí al darme cuenta que no bromeaba.
-Claro, ¿por qué no?- sonrió dejando las pinturas encima de una mesa - Será divertido, y te prometo que te quitará ese estrés que cargas.
Ella me guiño un ojo y sonrió quitándose los zapatos para luego quitarse el corsé y técnicamente toda la ropa hasta quedar completamente desnuda.
Dios. Me va a dar algo.
Se acercó a mi con una sonrisa pícara y tomo el banco a mi lado para colocarlo diagonal a dónde iría el lienzo. Intenté reaccionar llendo a buscar un lienzo en blanco y otro banco para sentarme.
Me senté si despegarle la mirada, definitivamente quería provocarme, y lo estaba logrando.
Me senté y caí en cuenta que no había traído las pinturas. Ella se burló y también se sentó, yo fuí a buscar la gama de colores para empezar a pintarla.
-¿Que posición tengo que hacer?- me preguntó.
-La que quieras.
Ella subió una pierna al banco y se recostó cómo si estuviese pensando, su brazo derecho estaba en su rodilla y el otro estaba caído.
En esa posición me dejaba ver absolutamente todo de ella, y no sabía si estaba mal que me gustará la posición o que me estuviera calentando con solo verla.
Intenté pintarla, el boceto quedó algo raro, pero por algo se empieza. Sinceramente no lograba concentrarme, ella lo sabía y se reía de ello. Y fue así hasta que me frustré de no poder hacerlo.
Me quedé mirando a la chica frente a mi, y me di cuenta de lo que su lenguaje corporal me queria dar a entender.
Sus pezones estaban erectos, y no precisamente porque hiciera frío, sus ojos mostraban una mirada lascivia, y la posición en la que estaba me dejaba ver qué quería algo más aparte de la pintura.
-Tócate - dije y ella me miró confundida.
-¿Que...?
-Es lo que quieres, tócate.
Ella me sonrió y se levantó, quito la banca para volver a sentarse está vez en el piso. Abrió sus piernas dejándome a plena vista la humedad de su entrepierna.
Así empezó a pasear una de sus manos por sus pechos igual por su abdomen hasta llegar a su húmeda entre pierna y empezar a tocarse. Cerró los ojos, entre abrió sus labios y comenzó a soltar jadeos ahogados. Introdujo dos dedos haciendolo con más rapidez hasta conseguir que sus jadeos se convirtieran en gemidos.
Hacia velocidades intermitentes y comenzaba a arquear la espalda cada vez haciendo más ruidosos sus gemidos, comenzaron a temblarle las piernas y sabía que ella querría terminar, pero por ahora eso no estaba en mis planes.
Me levanté de mi asiento, caminé hasta ella y me quité la camisilla que tenía. Me arrodillé viendo más de cerca como se humedecia mucho más, cómo si cuerpo pedía a gritos que siguiera.
-Para - hablé sacándola de la burbuja en la que estaba.
-¿Ahora?- preguntó en un jadeo.
-Si, para ahora.
Ella había bajado la velocidad pero no paraba, por lo cual yo agarré su mano obligándola a parar. Se quejo en silencio y abrió los ojos.
Volví a levantarme para agarrar la paleta de colores y pintarme las manos, una vez lo hice me hice frente a mi novia y con una sonrisa le dije:
-Hoy serás mi lienzo.
Ella me sonrió y yo comencé a pasear mis manos llenas de pintura por su cuerpo. Comencé con el abdomen haciendo pequeños círculos, luego pase a sus pechos, los apretaba dejando que la pintura se viera algo diferente, bajé hasta llegar a sus piernas, dónde comencé a masajear suavemente y llegar a su entrepierna.
Ella reaccionó al momento en el que masajeaba su entrepierna y arqueo la espalda.
Quite mis manos de esa zona y las pasé por la cintura, me recosté sobre su abdomen y comencé a besarlo.
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erotic stories
Short StoryPequeños relatos eróticos, cada uno es totalmente diferente