PERDON SIN OLVIDO [KOOKMIN]

PROLOGO

Park Jimin salió del Pallazo fuertemente agarrado de la mano de su hermano mayor. Aunque doce años, y Taehyung catorce, seguían protegiéndose mutuamente. Su padre estaba ese día de peor humor que de costumbre. El coche esperaba junto a la acera y el chofer uniformado junto a la puerta abierta.

Los guardaespaldas no andarían lejos.

Un hombre de cabellos oscuros, que parecía haber surgido de la nada, impidió el paso de su padre. Gesticulaba mucho y le llamaba papa. Jimin y Taehyung también se detuvieron y los robustos guardaespaldas se interpusieron entre ellos y el joven.

Jimin aprecio de inmediato la semejanza entre ese hombre y su padre. Poseían el mismo corte de cara y la misma forma de los ojos. Pero ¿Cómo podían estar emparentados? De repente se oyó un crujido y el joven cayó al suelo levantando la vista con el espanto reflejado en sus ojos y la sangre choreando de La nariz. Su padre lo había golpeado.

Jimin se agarró con más fuerza a Taehyung. Su padre se volvió hacia ellos y les hizo un gesto furioso para que lo siguieran. El camino era tan estrecho que tuvieron que saltar por encimas de las piernas del joven. Jimin estaba demasiado asustado para mirarlo.

Apresuradamente se sentaron en el asiento trasero del coche y Jimin oyó dar a su padre dar unas cortantes indicaciones a sus hombres.

Y entonces se oyó el grito del joven caído en el suelo.

- ¡Soy Chanyeol! ¡tu hijo, tu bastardo! –

Su padre entro en el coche que arranco de inmediato, pero Jimin no pudo resistir la tentación de mirar atrás.

Los hombres de su padre retiraban al joven a rastras.

- ¿Qué estás haciendo? – Su padre le agarro fuertemente del lóbulo de una oreja y lo obligo a girar la cabeza hasta mirarlo.

- Nada papa –

- Me alegro, porque ya sabes lo que sucederá si me enfadas.-

- Si papa. – Asintió Jimin.

Tras un largo tenso momento su padre por fin les dio la espalda. Jimin sabía muy bien lo que sucedía cuando enfurecía a su padre. Castigaría a su hermano Taehyung, no a él sino a su hermano. Era lo que más le divertía hacer.

Jimin no miro a su hermano, pero mantuvieron las manos firmemente unidas durante el resto del trayecto.

''Por mucho que cueste admitirlo, quizás merezca la pena pagar la astronómica cifra que pides por acostarme contigo, Jimin''