Capítulo uno (Yami y Mikan)

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Hacia mucho que Mikan había conocido a Yami, tantos buenos momentos junto a ella, sentía una gran felicidad al estar junto a ella, sabía que podía confiar en ella plenamente, lo daría todo por ella, sabia que Yami solía pasarlo muy mal, había sufrido en el pasado, no sabia exactamente por qué, y aunque quería saberlo y le preguntaba, ella le respondía que no quería decírselo, que algún día se lo contaría, pero eso le dolía. Aunque ella la considerase su mejor amiga, ella no sabia exactamente lo que Yami sentía por ella, bien podía odiarla, pero la aguantaba, simplemente se sentía mal. Quería sacarle sonrisas a Yami, quería hacerla feliz y ella quería ser feliz junto a ella, pero no todo era como quería, eso Mikan lo sabia desde siempre. Además ella ahora se sentía desplazada en su casa, ya que Momo hacia todo y ella no tenia nada.

Mikan salió de casa con la cabeza gacha, tenia ganas de llorar, pero nunca se lo permitiría, no quiere llorar por algo como eso. Otro día más yendo al colegio, quería acabarlo ya e ir a la secundaria alta con los demás, junto a Yami, y los demás. Nunca había tenido amigos, solo sus compañeros de clase, pero ahora al conocer a Yami, le dolía estar lejos de ella. ¿A caso la amistad era tan dolorosa? Nunca se había planteado eso. En su colegio le importaba bien poco tener amigos, todo le parecía muy superficial. Ser amigos para luego separarse al acabar el colegio, no le parecía, muchos eran interesados por los deberes y los bienes, y otros simplemente malas compañías que podían hacer que su vida fuese un horror, aun así se mantenía firme y seguía intentando salir lo menos herida posible.

Llego al instituto y vio a los típicos grupos hablando, eso le molestó un poco, aún no sabia el por qué, se sentó en su pupitre y saco el libro de la asignatura que le tocaba para tumbarse encima.
"Seguro que los demás se lo están pasando bien" pensó.

Se acordó de Nana y en lo que le había dicho sobre Mea. La quería mucho era su primera amiga y estaba feliz de poder verla todos los días. Mikan sabia como podía llegar a sentirse Nana, pero a diferencia de ella, no podía ver a su mejor amiga todo lo que quería.

Las clases discurrieron lentas y tortuosas hasta que toco el timbre de la última hora.
Mikan salió y se fue a comprar, era lo único en lo que le hacía sentirse realizada, podía ayudar en casa al menos.
La calle comercial estaba abarrotada, al parecer había ofertas, pero eso no le interesaba, ya que se dirigía al supermercado y no a los puestos.

El barullo de la gente era ensordecedor y aturdia a Mikan. Le costó entrar en el centro comercial, estuvo más o menos media hora comprando, aunque más bien se paso más tiempo en la cola.
Cansada de tanta gente salió del centro comercial y se dispuso a dar un rodeo hasta casa, ya que hacía buen tiempo se sentó en el césped de un parque cercano a su casa, hacia calor en el sol, pero sabía que si se iba a la sombra pasaría frio. El olor de la hierba recién cortada y regada era refrescante. Se apoyo en su mochila y se tumbó, el ruido de los niños que jugaban en los columpios sonaba lejano.

No tenía prisa en irse, su hermano y las chicas estaban de excursión durante esa semana, pero no sabia si Yami también se había ido, el mero echo de estar sola la entristecia.

Cerró los ojos para no pensar en nada más, el ruido de todo lo que le rodeaba le parecía muy lejano, por fin iba a tener unos días de paz, pero aún así echaba en falta a Yami, siempre se preocupaba por ella, aunque últimamente no tanto, ya que su amiga empezaba a contar más con la gente y no estaba sola, pero no estaba del todo segura y se seguía preocupando, cree que es por la única persona que se preocupa tanto, nunca se preocupa por nadie, solo por su mejor amiga.

- Mikan ¿estas bien?

Una voz conocida la saco de su mundo, abrió los ojos lentamente, y vio la cara de Yami en frente de la suya, Mikan tuvo que dominar su reacción, ya que casi se levanta bruscamente y podría haber dado un cabezazo o algo peor que la hubiese podido comprometerla. No sabia cuan tarde era hasta que vio el cielo.

- Yami...¿ Qué hacés aquí, no te habías ido con los demás?- pregunto extrañada Mikan, aunque se alegraba de que Yami estuviese ahí, aunque no sabia si eso seguía siendo un sueño.

Se incorporó lentamente cuando Yami se apartó, sentándose a su lado. Mikan miró los hermosos ojos rojos de su querida amiga, sus cabellos rubios al atardecer brillaban con un contraste anaranjado.
Se veía preciosa en ese momento, incluso más que de costumbre.
Los ojos rojos se posaron en los marrones de Mikan, provocando que esta última se sonrojase sin saber exactamente porqué.

- No quería dejarte sola esta semana, el idiota de tu hermano debería cuidarte más y saber que no es muy agradable estar sólo.- dijo con su voz fría.- Asique, si no te importa, me quedaré contigo-añadio esto último con una cálida sonrisa, haciendo que el corazón de Mikan diese un pequeño vuelco.

- Tonta, no tendrías que quedarte por mi, te perderás cosas muy divertidas, además contaba con que les controlarás.

Acto seguido se levantó y se estiró, tenia el cuerpo algo adormecido por haber estado tumbada en la hierba, Yami la miraba, no había esperado que Mikan se molestase por no ir, pensaba que se alegraría. La castaña cogio su mochila y las bolsas, mientras suspiraba, algo resignada, cansada, se sentía mal porque Yami no estaba pasándoselo bien, pero estaba feliz, su mejor amiga había decidido quedarse con ella, no podía ni explicar esa sensación de felicidad que tenía. Sonrió feliz y miró a Yami.

- Vamonos, creo que podré hacer taiyakis, aunque no estoy segura.-cerró los ojos y levantó las cejas.

- No hace falta que los hagas por mi...

Mikan abrió los ojos y se encontró a Yami levantada y algo ruborizada."Es demasiado mona" pensó Mikan.
Yami le quito las bolsas a Mikan, no iba a permitir que cargase con el peso ella sola, ya que iba con una mochila cargada de libros, al menos la ayudaría.

-¿Qué haces? Puedo yo sola. Trae.- Mikan intento quitarle las bolsas, pero Yami no se dejó.

-Vamos. No te dejaré cargar con tanto peso.- Se acercó a ella, mirándole a los ojos, sus rostros estaban muy cerca.- Dejame ayudarte al menos a esto.

Mikan se sonrojo y accedió, no se esperaba tenerla tan cerca.
Empezaron a caminar hablando como siempre. El destello de algo en la mochila de Mikan captó la atención de Yami, se fijó y vio que era su llavero de taiyaki. Sonrió para si misma, ella también conservaba su llavero con cariño.

Continuará.

Hola^^
Quiero hacer unas aclaraciones, este fanfic va por partes, osea, voy alternando las parejas, cada capítulo será de una pareja el primero es de Yami y Mikan el siguiente será de Mea y Nana, la continuación de cada parte es cada dos, osea, esta parte la continuaré en el capítulo tres.
Espero que les guste, es la primera vez que hago algo así, ^^'
Subiré cuando pueda, ya que estoy haciendo una historia yaoi y me centro más en ella jeje o//w//o
Dedicado a rebestar

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⏰ Última actualización: May 22, 2015 ⏰

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