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Era la tercera vez en esa semana que se estacionaba frente a esa casa. Estaba consiente que debía bajar y tocar el timbre, pero no podía, ¡simplemente no podía!

El lugar no había cambiado en lo más mínimo en los últimos veinte años que no lo visitaba. Casi podía escuchar los gritos y sentir el dolor mientras los puntos de su hombro izquierdo se abría nuevamente. Cerró los ojos y respiro hondo. Tomó las bolsas que estaban sobre el asiento del chofer y se bajó del auto. Miró hacia ambos lados de la calle antes de cruzar y avanzó hasta la puerta. Cerró los ojos nuevamente. Regularizó su respiración y después de contar hasta diez abrió los ojos.

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Sam estaciono frente a la casa de sus futuros suegros y sonrió antes la emoción de los niños. Hacía seis meses ambas familias se habían reunido en el departamento que ya compartía la feliz pareja en una de las zonas más exclusivas de Nueva York. En aquella ocasión Sam había pedido formalmente la mano del omega, con un anillo de oro blanco con una piedra de zafiro rodeado por pequeños diamantes.

Desde entonces tanto Sarah Rogers como Sarah Wilson se habían tomado muy a pecho la organización de la boda de la pareja, la cual se llevaría en una semana, y Tony, en su calidad de cuñado y mejor amigo de Bucky, tampoco se había quedado atrás sumergiéndose completamente en los preparativos, aportando una idea más descabellada que la anterior. Ideas que a veces eran aceptadas u en otras descartadas de manera tajante. En esas ocasiones el genio sacaba su nueva agenda electrónica diseñada por él mismo y la anotaba para su propia boda, aunque aún no tenía fecha definida. El genio y su pareja habían decidido no robarle protagonismo a Sam y Bucky

La familia Wilson bajo de la camioneta justo cuando Joseph abría la puerta y los niños corrieron a saludarlo a él y a Sarah, a quienes habían adoptado como abuelos honoríficos

- bienvenidos – dijo la señora Roger dándole un beso a ambos morenos adultos después de abrazar a los niños

- ¿Cómo estuvo el viaje? – pregunto Joseph

- tranquilo – dijo la morena

- pero pasen – dijo la señora Roger – pasen. hice las galletas que tanto les gustan – le dijo a los niños sonriendo y estos gritaron emocionados

- ¿Qué se dice? – pregunto Sam

- gracias abuela Sarah – dijeron ambos pequeños

- ya llegamos – dijo Steve entrando detrás de Tony que llevaba un pastel en las manos

- niños – dijo Tony – sabía que ya estaban aquí por eso trajimos pastel – y los sobrinos de Sam gritaron emocionados

- comes demasiado dulce – gruño su Joseph

- yo no tengo la culpa, suegro, de como hizo a su hijo – dijo el omega haciendo reír a todos los adultos excepto a Joseph

- ¿Dónde dejaste a mi hijo, Sam Wilson? – pregunto Sarah frunciendo

- ¿Cómo? – pregunto este sorprendido – ¿no está aquí? – y miro a su hermana

- ¿Sam? – dijo Steve

- los niños se estaban bañado y Bucky me dijo que lo había llamado por no sé qué cosa – dijo Sam mirando a su suegro – me pidió que espere a Sarah. que él se iba adelantar

- ¿hace cuánto fue eso? – pregunto Tony

- no se... – dijo Sam mirando a su hermana

- ¿hora y media...? – dijo la morena – quizás dos

- no responde – dijo Steve al teléfono

- ¿Dónde pudo haber ido? – pregunto la hermana del millonario mientras los niños se miraban entre si

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