31 de Noviembre

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Hotel Marriott. Azotea a 130 metros del suelo, pero con las mejores vistas que podrás ver en toda tu vida.

Las luces de Nueva York deslumbran cada uno de los rincones de la ciudad. Se puede apreciar perfectamente la época anual presente, ya que los adornos navideños y la inusual actividad de las personas cubren toda superficie. Es increíblemente espectacular.

Ya llevo al rededor de tres cuartos de hora sentada en esta azotea comiendo una buena bolsa de churros con una taza de chocolate caliente y apreciando aquellas vibras de felicidad que hoy posee mi ciudad.

Estoy empezando a sentir frío así que creo que iré a tomar una ducha caliente en mi bañera de burbujas. Y lo más importante, espíritu navideño con mi playlist de villancicos preferidos.

Todo es perfecto.

Estoy a punto de levantarme para dirigirme a mi habitación cuando de pronto escucho unos pasos avanzando rápidamente hacia mi. Siento una manos en mi espalda. Un rápido escalofrío recorre mi cuerpo antes de que esas manos me empujen al vacío.

Comienzo a caer y caer. Siento la presión del viento sobre mí. Mi ahogado llanto me está dejando afónica. Quedan unos escasos metros para que mi cuerpo se estampe contra el suelo. Soy consciente de que mi maravillosa vida está a punto de terminar. Hasta que de pronto...

- ¡Courtney! - Me despertó mi amiga Anne.

Estoy muy aliviada de no haberme convertido en un trozo de plastilina aplastado y de estar en realidad en mi cama calentita con una chica encima mío sacudiéndome y dándome golpes con un cojín. Supongo que lo segundo es mucho mejor.

- ¿Qué pasa Anne, nos están invadiendo los zombis o es que tu crush te ha reaccionado una story? - Digo intentando incorporarme sobre la cama.

- ¡Ojalá! Pero no, es algo mucho mejor.

- Más vale que te halla tocado la lotería y podamos mantenernos de por vida, porque despertarme a estas horas es un delito muy grave tía.

- Para eso primero habría que comprar lotería, cosa que ni tú ni yo hacemos. Además con nuestra suerte lo máximo que podemos ganar son cinco céntimos y un chicle mascado.

Las dos empezamos a reírnos como dos locas en un manicomio. Nuestras carcajadas inundan el edificio, hasta ser interrumpidas por un grito del vecino de al lado. Ambas nos miramos con intento de contener la risa y Anne se pone seria de nuevo.

- Bueno, vamos al grano que no puedo contenerlo más.- Me susurra Anne con entusiasmo - Por fin nos ha llegado el resultado del sorteo de los 1000 euros + el viaje gratis.

- ¿¡¡Hemos ganado?!! No te creo tía, es la mejor noticia que me han dado en toda mi vida. Nunca pensé que...- Anne me interrumpe.

- Que va, que va. Aún no la he abierto, te he despertado para que podamos reaccionar juntas.

- Joderrr. Chica para ya, ¿no?. Ya me habías hecho ilusiones.

- No, perdona. Te has hecho ilusiones tú solita, ni siquiera me has dejado terminar la frase.

- Bueno, puede ser. Pero aún así seguiré enfadada contigo.

- Anda Court, deja de lloriquear y vamos a abrir la carta.

Anne despega el celo con mucha delicadeza. Tanta, que me empieza a frustrar.

- Venga Anne, más lento y nos da nochevieja- Le digo sarcásticamente.

- Espera, no seas impaciente. Es que no quiero romper el sobre.

- ¿Y para qué vas a querer el sobre?

Aquí Soy FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora