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Cedro con flores bañadas en miel.

Para cualquiera, aquella combinación sería considerada una aberración, pero a Takemichi le gustaba, Mikey por el contrario lo amaba; la mezcla refrescante del cedro con el dulzón empalagoso de las flores les recordaba a un armonioso prado.

Simplemente perfecto.

Una suave sonrisa se formó en los labios de Takemichi, al pensar en ello.

Cuatro meses habían transcurrido desde el reencuentro del gamma y el alfa puro. En tan escaso tiempo, la vida de ambos había dado un brusco cambio.

No había sido fácil al principio, pero ambos estaban juntos, eso era lo único que importaba.

Su mano derecha, de manera instintiva se posó en su abultado vientre, donde descansaba el fruto de su amor. Su estómago aun no era tan grande, ya que su pequeño cachorro se seguía desarrollando, pero ya se podía vislumbrar que su cuerpo albergaba una inocente vida.

Trazó pequeñas caricias en su barriga, mientras sus ojos azules miraban de manera curiosa, a través de los vidrios polarizados el paisaje urbano de Kanto.

Desde la caída de Brahman, la ciudad había estado más calmada, Senju junto a sus seguidores habían sido los únicos que se habían opuesto al invencible Mikey durante tantos años, así que cuando ella cayó, no hubo ni un alma valiente que pensara en ir en contra de Bonten de nuevo, ni siquiera el gobierno.

Nadie quería terminar como Akashi Takeomi o sus seguidores.

La limusina en donde viajaba, se movía a un ritmo intermedio, permitiendo que pudiera descansar en los cómodos y lujosos asientos sin sentir náuseas, pero su gamma estaba algo inquieto, ya deseaba llegar con su alfa, cada segundo lejos de él, era una agonía.

Lo único que le agradaba a Takemichi del trabajo de Mikey, era que podía ir a visitarlo con regularidad. Claro que había lugares que Takemichi no podía pisar, pero hoy la buena suerte le sonreía; Mikey tenía una inofensiva reunión con un dueño de una cadena de cafeterías.

Y en vez de quedarse en su hogar, decidió darle una visita "sorpresa."

Que de sorpresa no sería nada, porque sabía que Mikey recibía constantes reportes detallados cada hora de parte de sus lacayos, cuando forzosamente debían separarse.

— Hemos llegado, mi señor — habló su chófer con una voz llena de respeto, que contenía ligeros tintes de miedo.

Takemichi se sobresaltó, ni siquiera había notado que el automóvil ya habían llegado a su destino, ni mucho menos que ya se había estacionado. Párpadeo un par de veces, notando que estaba algo somnoliento, intuyó que sin querer tomó una pequeña siesta, el embarazo le provocaba una intensa fatiga, el doctor le dijo que eso era normal, incluso le advirtió que no serían los únicos síntomas que iban a aparecer.

Se tallo sus cuencas con sus manos mientras bostezaba, el chófer abrió la puerta del automóvil para que bajara, realizó una profunda reverencia,  Takemichi se sintió un poco avergonzado por ese gesto.

Toda su vida fue maltratado por ser un "omega" sus padres incluso le dejaron de hablar cuando supieron que era un gamma, que la gente ahora lo trate con respeto se sentía demasiado extraño, aunque no por eso era menos satisfactorio que por fin lo vieran como a un ser humano.

Bajó del vehículo, ajustando su bufanda alrededor de su cuello, no le gustaba cubrir su marca de reclamo ya que eso disipa el olor de su Alfa, pero el invierno aún flotaba en el aire. No podía pescar un resfriado, su cuerpo era demasiado delicado, una simple enfermedad como esa lo dejaría tumbado en cama durante semanas.

Love sick [MikeyxTakemichi] |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora