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Mateo despertó por la claridad pegando en su cara, despertó aturdido y con una sensacion de hinchazón en sus ojos. No podía terminar de abrir los ojos por tanta luz, y no terminaba de recordar como había llegado ahí. 

Tres toques en su puerta se oyeron, que por cierto se reprodujeron con eco en su cabeza, y quedaron retumbando las palabras que el hombre le dijo:

— Señor Palacios, el roomservice de su desayuno esta listo, si abre la puerta será llevado hasta su cama. 

Se levanto con una gran pesadez, y una brisa fría pego en su pecho desnudo, un flashback llegó a su mente. 

Luego de bajar de un auto, el chico mas alto que él, se puso a hablar con la recepcionista, no entendía lo que decían pues en su mente se escuchaba solo blah, blah, blah. Él estaba con sus brazos apoyados sobre el alto escritorio, su cabeza apoyada en sus brazos y mirando fijamente al desconocido, que luego se dio cuenta que era el chico que convivía con Valentín, Manuel.

Todavía no recordaba como era que había llegado allí con Manuel, pero no le presto mucha atención, en ese momento no le presto atención a nada, ni siquiera a la recepcionista que los veía extrañada,  su mente estaba concentrada en tratar de no caerse al caminar, y para que eso no suceda tuvo que ayudarse con el agarre de Manuel. Seguro el mayor lo estaba odiando, pero el se concentraba en llegar a la habitación. 

Luego de la caminata por el pasillo, llegaron, Manuel siquiera le dio la llave para que abra, sabia que era una misión imposible, abrió él y cerro la puerta cuando los dos estaban adentro, aunque ya mantenía una larga distancia. 

Con cuidado Mateo se saco sus zapatillas, el buzo y luego su remera, quedando en cuero, ni se había percatado que Manuel seguía allá hasta que vio que la mirada del mayor lo recorrió inconscientemente, y cuando el mayor se dio cuenta que Mateo lo estaba viendo, corrió su mirada rápido, con miedo de que el menor pueda malinterpretar algo. Mateo solo se dio vuelta y se acomodo bajo las sabanas, quedando en unos pocos segundos dormido.

                                                                                           ...

Mateo abrió la puerta del dormitorio, saludando al chico de servicio. 

- Eh, yo no pedí el desayuno, creo que se confudieron.- dijo Palacios algo confundido, mientras observaba como el hombre hacia caso omiso hacia sus palabras y instalaba el desayuno a un costado de su cama, con su mesa movible. 

- Fue encargado por su acompañante ni bien ingresaron al hotel, también el almuerzo.- respondió tranquilamente el empleado. 

- Ahh bueno, aceptan tarjetas para el pago, porque no traje efectivo.

- Ya fue acreditado todo el servicio, con desayuno y almuerzo incluido, así que no se preocupe y disfrute. El almuerzo comienza desde las 11:30 hasta las 14:00. Si necesita cualquier otra cosa puede llamar a recepción. 

- Okey, muchas gracias.

Mateo quedó con una cara de confusión parado en el medio del cuarto, aunque pensándolo bien probablemente Manuel pago todo porque Mateo no podía siquiera formular una oración, seguro creía que no llevaba un peso encima. Ahora su preocupación era como podía pagarle de nuevo si ni siquiera tenia su numero.

Vio su celular tirado a un lado de la habitación y mientras se dirigía a donde estaba el desayuno, lo desbloqueo y mando un mensaje a Valentín: "Amigo, no me podrías pasar el numero de tu amigo Manuel, es que mi viejo lo necesita para no se que"

No tenía mucha hambre pero en cuanto dió el primer bocado, sintio desesperación por la comida, era un bocado tras el otro y paraba solo cuando sus mejillas estaban muy llenas. Ese era uno de sus mayores problemas, siempre que algo le pasaba o tenia ansiedad, lo reflejaba en la comida, aunque en ese momento no estaba seguro si su hambre era debido a la ansiedad o al bajon por su consumo del día de ayer.
No le prestaba mucha atención solo que después se arrepentía mucho, su estómago dolía y terminaba vomitando todo lo ingerido. Había sido así por mucho tiempo, coincidía con el momento en el que se dió cuenta que era miserable, había sido mucho peor cuando estaba con Benjamín.
Nunca había sido de las personas que disfrutaban la comida, si disfrutaba ciertas cosas que le cocinaba Luisa, pero él no solía tener cenas familiares, cada cuál comía por su parte, y Mateo tenía regímenes alimenticios desde que tenía memoria, su madre no lo controlaba pero le pasaba las dietas a Luisa, quién aumentaba un poco las cantidades de comida ya que la madre del menor no le daba una dieta acorde a su edad.

Cuando terminó de comer todo su desayuno desesperado, cayó un mensaje a su bandeja, era Valentín. "Hola amigo, ahí te lo paso, aclarale quien sos y para q le mandas porque sino no contesta, se hace el difícil"
Antes de poder contestarle, su estómago se revolvió y sintió la necesidad de vomitar el exceso de comida. 

Cuando terminó de vomitar se sintió mal, mal de todas las maneras posibles, su cuerpo se sentía pesado, se sentía hinchado y la panza le dolía un poco, pero sobre todo se sentía mal por no poder siquiera tener una conducta normal para comer. Ya tenía bastantes razones para sentirse raro, como para sumarle que una acción tan normal como comer siempre le traía problemas.
Se encontró otra vez llorando, harto de su situación, harto de no poder estar bien consigo mismo, no poder disfrutar de su soledad, de sus lujos. Se vió en el espejo del baño, su aspecto estaba cambiado, estaba mucho más flaco, según muchos, más lindo. Las ojeras bajo sus ojos delataban sus pocas horas de sueño.
Se analizó y ahí, frente a su propia imagen, se vió asimismo, pero no se encontraba, no entendía como había terminado siendo ese chico tan apagado. Todavía recordaba cuando corría de un lado al otro, cuando bailaba, cantaba y reía, y ahora solo se sentía tan triste y vacío que no se imaginaba asimismo sonriendo.
Lo peor de todo era que no podía repararse, no podía volver a encender esa luz que estaba dentro suyo, y estaba desesperado, desesperado por volver a ser él, por sentirse un poco mejor.

Con pasos cansados volvió a la cama, aparto la bandeja de comida y se tiró a la cama, el chat de Valentín estaba abierto.
Agendo el número de Manuel, iba a poner su apellido pero no lo recordaba bien.

"Hola Manuel, soy Mateo, te quería decir gracias por traerme hasta acá, me podrías pasar tu cvu así te deposito los gastos, gracias." Intentó ser lo mas cordial que pudo.

Estuvo esperando su mensaje por unos minutos pero Manuel estaba desconectado, aparto su celular mientras acomodaba la cama y su ropa que estaba tirada por cualquier lugar, un mensaje llego, y lo agarró rapidamente para contestarle a Manuel.
Para su mala suerte su mensaje no era de Manuel sino de su  padre.
"No se donde estas pero antes de las 12hs te quiero en casa."

Niño rico [trueplik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora