Erase una vez, tres familias completamente distintas la una de la otra.
Una era de un cazador ambicioso que solo pensaba en cazar los animales más grandes y difíciles para hacerse una fama. Su mujer, en cambio, era una ama de casa que leía libros a escondidas y que ansiaba tener una vida mejor. Su hijo, adoraba ver a su madre con un libro y aprender con ella las historias que ella le leía. Un día, el padre del muchacho volvió a casa malhumorado, pues no había conseguido cazar presa ninguna. Su mujer no estaba en ese momento, había ido a lavar la ropa al río, y el niño se encontraba en su habitación leyendo un libro que su madre había dejado y que había escondido en cuanto había oído las pisadas de su padre entrando por la puerta de la casa. Bajó las escaleras para encontrarse a su padre sentado en la silla de la mesa de la cocina, de espaldas a él. En ese momento, el hombre se dio cuenta de la presencia del niño y se volvió a él de manera iracunda, agarrándole de los hombros y vociferando:— ¿Dónde está tu madre, saco de huesos?
El niño se asustó tanto que no supo que responder. El hombre le zarandeó y le volvió a hacer la misma pregunta.
El niño tartamudeó y con lágrimas en los ojos dijo:— Es... Está lav, lav, lavando la ropa en el río.
El hombre le soltó y le empujó hacia atrás, haciendo que cayera y se diera con la viga que había detrás de él.
— Voy a buscarla mocoso, y más te vale que digas la verdad, — dijo el hombre amenazadoramente para después salir por la puerta por la que había entrado dando fuertes pisadas y un portazo.
El niño se levantó dolorido y se fue a su cuarto a llorar. No entendía por qué su padre le trataba así. Es cierto que el cazador nunca había sido cariñoso con él ni con su madre, pero el niño deseaba que algún día el hombre cambiara. Algo que no había sucedido.
El cazador fue en busca de su mujer y la encontró donde el niño le había dicho: lavando las ropas en el río. La mujer parecía estar cantando una canción mientras hacía su labor, algo que irritaba al malhumorado cazador que había tenido un mal día con su caza. El hombre no soportaba ver a nadie feliz mientras él tuviera un mal día. Se acercó a donde estaba su mujer.
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La Bella y la Bestia: La historia jamás contada (Escribiendo)
Fantasi¿Por qué Gastón se volvió un cazador despiadado y un hombre narcisista? ¿Por qué Bestia (Adam) se volvió un joven altanero y sin escrúpulos? ¿Y por qué Bella se sentía tan sola y se encerraba en sus libros? No todos los cuentos de hadas tienen comie...