Cumpleaños ¿feliz?

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Era un día precioso de verano. La cálida brisa golpeaba ligeramente el rostro del joven castaño, mientras subía la pequeña colina hacia su lugar de destino. Las flores y los árboles cargados de frutas le invitaban a fundirse en ellos, una idea tentadora que había estado rondando su mente desde que había tenido que visitar por primera vez ese lugar. Hundirse en un manto floreado bajo la sombra de un manzano, desaparecer tras un lecho verde mientras las cigarras cantaban con fuerza, cerrar los ojos y no abrirlos en un buen tiempo.

Siempre pensaba en las mismas cosas cuando visitaba ese lugar.

Su celular vibró en ese momento, por lo que, sacándolo, activó la pantalla y abrió el mensaje de su jefe, quien le pedía volver al edificio antes de las diez de la noche. Tecleando una respuesta rápida, volvió a guardarlo en su bolsillo, mientras apresuraba el paso, nunca fue demasiado atlético y subir una colina no estaba entre sus planes favoritos, por lo que subirlo de una vez, era mucho mejor que hacer pequeñas paradas en el camino.

Aunque no podía quejarse, si fuera por ella, lo haría mil veces de ser necesario.

La cima lo recibió con la puesta de sol más hermosa que hubiera visto en el último tiempo mientras los árboles milenarios daban la sombra necesaria a las decenas de tumbas que estaban repartidas por toda la colina. Sin duda un lugar impresionante para ella.

Con los ojos brillantes, el castaño caminó entre las tumbas, sonriendo de alivio al ver que ninguna había sido descuidada desde la última vez que había visitado ese lugar. Cinco minutos después, la brillante lápida del color del metal lo recibió con un precioso ramo de lirios blancos que sacó una pequeña sonrisa, lo más probable es que él hubiera ido más temprano a visitar la tumba y había dejado aquel detalle como ofrenda, además de la caja de bombones de menta. Inclinándose, acomodó su ramo de rosas azules junto a los lirios y dejó una pequeña caja de chicles sabor a hierbabuena junto a los bombones. Suspiró, a pesar de que habían transcurrido diez años, siempre se ponía sensible cuando realizaba aquella pequeña oración y le ponía al día de todo lo que había sucedido en su vida hasta el momento.

-¿Sabes? Este año tendré que volver a dar un discurso en la ONU y estoy más nervioso que el año pasado.-comentó, sentándose frente a la tumba.-A principios de año se me había dado muy fácil el escribir canciones pero ahora que llegó el verano, me he quedado bloqueado.-se lamentó, un poco avergonzado.-Perdón, ya te estoy dando la lata con el trabajo.

Con parsimonia, el joven sacó una lata de cerveza de una pequeña bolsa, la abrió y le dio un largo trago, un poco decepcionado pues estaba tibia.

-Antes que me digas algo, no soy un alcohólico ni nada por el estilo. Solo quería tomar algo junto a ti.-dijo, dando otro sorbo.-Y antes que me preguntes, no, no hay nadie, intenté salir con Lisa pero nuestros trabajos nos consumen mucho y supongo que eso mató la llama del amor. Perdona por no poder darte por ahora los sobrinos que te prometí en el pasado.

El chico imaginó su risa estridente ante su penosa vida amorosa, y luego su voz diciéndole que no se preocupara, que ya llegaría alguien que mereciera la pena.

-Además, entre los dos, sabemos que tu siempre tuviste más intuición para ese tipo de cosas.-elogió, terminando la lata de cerveza. Sus ojos volvieron a picar, frotándolos ligeramente.-Ya, si... ¿Sabes? Este año siento que te extraño mucho más que en los anteriores. Me has hecho tanta falta... Yo...

-¿Nam?

El castaño se giró, encontrándose con otros dos pares de ojos, quiénes lo miraban un poco consternados por la escena que acababan de ver.

-Oh, hola. ¿Por qué están aquí?-preguntó, extrañado.

-¿Por qué estás llorando?-preguntó el pelirrojo.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2022 ⏰

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