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Paso casi un mes cuando el caos le revolvió la cabeza y el mundial llegó a su fin... Pudieron pasar tantas cosas, pero no fue así.

Lionel podía vivir con eso. Y el mundo debía hacerlo también...

La copa encontró un nuevo hogar y no estaba sola, sino con dos conocidas cercanas que estaría acompañándola.

Lionel la sostuvo un par de veces para fotos promocionales que serían enmarcadas por todo el mundo, y sobre todo en Argentina por el logro que esto representaba. Algunas fotos eran mejores que otras, algunas incluso fueron un poco editadas para mostrar una sonrisa más prominente y estética en el delantero, pero todas listas para llegar a la luz...

Les dieron oportunidad de tomar fotos más de uso personal que algo profesional, y ese era el momento que todo el equipo esperaba. Todos los del equipo tuvieron ese permiso, la mayoría sentía la necesidad de no toquetear tanto para no dañarla o ensuciarla, pero solo quien dio el gol decisivo en el último minuto tenía las de ganar en cuanto a la original de su foto;

Una de ellas fue de Messi cargandola como un bebe y con los demás jugadores posando como admirando un nacimiento. Otra fue como si llevará un hijo colgando en sus hombros y la última parecía una mezcla de una fotografía para un pasaporte y una escolar, pues la sostenía en brazos como si llevara la copita de cartón que les entregaban a los niños en los colegios después de un evento deportivo.

Esas fotos fueron a parar a los pocos segundos a su galería al igual que al de Memo. Además de que Lionel no se molesto en revisarlas y mucho menos retocarlas pues el tiempo no le dio, la copa pasó a un estante especial, y los gritos los distraían demasiado como para pensar en eso, ya que todos seguían tan extasiados como en el campo y no le dio para pensar en nada que no fuera mandárselas a su pareja pues estaba siendo jaloneado y venerado como entonces lo fue antes... Las fotos llegaron al otro lado del continente de inmediato.

En el mundo los únicos que pudieron verlas como premisa fueron Álvarez y Ochoa y este primero solo porque andaba de encimoso en ese instante con el portero. Las fotos eran hermosas, ante la perspectiva de Guillermo eran la cosa más preciosa del mundo y la razón para cometer el disparate de llamar al hombre en ese precioso momento.

Varios timbres sonaron y con ello estaba casi corriendo el delantero buscando donde esconderse para responder. No quiso negar la llamada, había llegado apenas al país, estaba jodido y no podía con su alma pero quería escuchar esa voz que no sabía como, pero siempre lo calmaba:

—La última foto... —Dijo al instante el portero apenas y él delantero le respondió.

—¿que tiene la última foto? —fingió seriedad, y se aguanto las ganas de gritarle y reclamarle cual niño a su padre por no ir a su festival de primavera.

—Tienes la puta sonrisa más bonita que he visto en mi jodida vida. Me vas a matar un día de estos...

Lionel guardo silencio al no entender que decía, aún seguía algo aturdido por los gritos de sus compañeros.

Mordió sus labios y trató de ocultarse detrás de una pared al escuchar el revuelo de sus compañeros al salir de las oficinas directivas. Lo dejaron rápidamente en paz, pues salieron por el otro lado y él pudo también salir un poco de su escondite...

—No te entiendo... —afirmó el hombrecito haciendo la voz más pequeña.

—Lionel, amor. Eres la persona más hermosa y preciosa del mundo. Tienes la tonta sonrisa más linda que he visto en mi vida. Quiero correr y besarte en este instante, te amo tanto y me muero por no estar ahora contigo,...

Lionel sonrió y soltó una risa. Se recargo en la pared y se fue deslizando hasta tocar el piso. Estiro sus piernas y sostuvo el teléfono como chica enamorada hablando con su amado, pero no era algo nuevo, normalmente estaban así la gran parte de sus llamadas nocturnas.

—¿Tu crees?

—No sé quien fue el sujeto que te comenzó a llamar el dios del fútbol pero no se equivocó, estuviste increíble. ¿Cómo haces zic zac en el último minutos y te sales con la tuya?

—No importa, no lo sé, son cosas que pasan —dijo sonriente y orgulloso, Incluso con el ego más alzado y con esa risita contenida. Estaba orgulloso, aunque, si, algo en el fondo no lo dejaba estar del todo alegre.

—¿"No importa"? ¿Cómo que no importa? Jugaste una ruleta rusa y no te mataste ¿y dices que no importa?

—Guillermo, ¿con quien crees que estas hablando? Por supuesto que íbamos a ganar, —Espero un segundo para separarse del teléfono, dejandose entonces hundir un poco más, mientras cerraba los ojos,, —Me gustaría... No. Quiero ir por ti, traerte para que lo veas en persona, no sabes lo linda que es. Es como muy, muy divina,... No sé, es linda. Me gustaría que estuvieras ahora aquí.

Hubo un pequeño silencio. Él delantero seguía algo nervioso, se levantaba, se sentaba, parecía agitado por todo, hasta que regreso al inicio y en su posición casi recostado fue cuando suspiro y cuando un vacío le abordó de imprevisto en el pecho, sentía esas ansias consumirlo y casi carcomiendoselo en una desesperación que nunca había sentido.

—¿Qué voy hacer ahora?... —cuestionó de pronto decaído, —Hey, logre lo que quería, fue mi último mundial, me estoy yendo como siempre soñe que lo haría, en grande. ¿Por qué no estoy sintiendo nada? ¿Por qué no me siento feliz? ¿No es el propósito de todo? ¿Porqué tengo el mayor logro de mi carrera y no siento nada?

—Estas conmocionado...

—No, no lo estoy, en verdad no, solo que no siento nada y esto es demasiado extraño. Todos brincan, gritan, lloran, están como locos festejando en este momento y yo no puedo, ¿por qué no siento lo que ellos sienten?

—¿Donde estas amor?...

—...¿Por qué no siento nada?

—Hey, hey, escúchame... No es que no sientas nada, han sido muchas cosas en poco tiempo. Quizás estas en shock, quizás sean los supresores, no sé, pero esta bien. ¿No hay nadie contigo?

—Necesito que vengas, por favor. Te necesito ahora.

La voz de Lionel se rompía conforme los segundos seguían. Ya no se contuvo ni con el alboroto que soltaban sus compañeros. Se hacía pequeño y fantaseaba con que su pareja estaría ahí y las cosas serían mejores como imagino días antes, todo conforme al plan, con él parloteando y presumiendo todo lo que tuvo que hacer para llevar la copa mundial a casa y con Memo asintiendo y sonriendo mientras oía la historia que seguramente se repetiría con los años pero donde estaría dispuesto a escuchar cien años.

Memo miró su reloj, miró al patio delantero donde todos calentaban y lo esperaban, y solo los dejó atrás pues se adelanto al edificio directivo donde estaba su locker cuando no pudo aguantar la idea de su omega sufriendo.

No aviso nada, no se reportó con nadie en el equipo y mucho menos con el entrenador. Fue solo por sus cosas y abandonó las intenciones sin colgar la llamada y escuchando a su hombrecito mientras trataba de salir de una crisis...

Le tomó más medio día llegar al otro lado del continente y buscarlo en su hogar.

Desmarque de ruptura (Guillermo Ochoa/Lionel Messi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora