OTOÑO 🍁

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En un paisaje mustio, el otoño despierta,
con sus hojas marchitas y su bruma incierta.
Susurra el viento tristeza en cada rincón,
mientras las almas se llenan de desolación
.

Los árboles desnudos, sin su verde manto,
se despojan de sueños en este quebranto.
Sus ramas se alzan como brazos en duelo,
mientras el sol languidece, pálido y anhelo
.


Mi nombre es Xiao Zhan; o también Sean Xiao como prefieran, y el otoño se había convertido en una metáfora de mi vida.

Desde muy joven, había conocido la soledad y la adversidad. La familia que una vez me rodeó me abandonó hace tiempo, dejándome a la deriva en un mundo cruel y despiadado. No quedaba más que Li Huan, mi esposo, quien había sido mi refugio y apoyo en estos tiempos difíciles.

Fue en un día hermoso cuando decidimos sellar nuestro amor en una ceremonia de bodas íntima. El sol brillaba tenuemente entre las hojas doradas, pero la felicidad que nos envolvía se desvaneció repentinamente. Mientras caminábamos hacia el altar, sentí que mis fuerzas me abandonaban y con mi mirada opacandose caí desmayado en el suelo.

Desperté en un lugar desconocido, rodeado de máquinas y batas blancas. El aroma a desinfectante inundaba el aire, mientras la realidad me golpeaba con crudeza. Los médicos me miraron con solemnidad y pronunciaron las palabras que cambiarían mi vida para siempre: "Tienes una enfermedad renal crónica".

Mi corazón se llenó de angustia y miedo. No podía comprender cómo mi joven existencia se había visto arrebatada por una enfermedad tan cruel. A mis escasos 25 años, la diálisis se convirtió en mi compañera constante, y toda mi vida se desplegó ante mis ojos con un matiz oscuro y sombrío.

Pero la vida no solo me había arrebatado la salud, también había separado a Li Huan de mí. Hace ya varios meses casi 23 para ser exactos, los cuento en meses por que siento que duele menos, mi amado esposo se vio obligado a buscar trabajo en otra ciudad, en un intento desesperado por ayudar a pagar las deudas del hospital que aunque yo trabajaba a medio tiempo no era suficiente. Las lágrimas de despedida aún resuenan en mi mente, mientras el vacío de su ausencia me consume.

En medio de mi fragilidad y soledad, enfrenté cada sesión de diálisis con valentía y determinación. Cada aguja que perforaba mi piel era un recordatorio constante de mi fragilidad, pero me aferré a la esperanza de que algún día encontraría la cura para mi enfermedad.

Los días pasaban lentamente, mientras un nuevo otoño envolvía mi ser con su aura nostálgica. El mundo seguía su curso, pero yo me encontraba atrapado en un eterno ocaso. El resplandor dorado de las hojas caídas me recordaba lo efímera que es la vida y cómo la belleza puede desvanecerse en un suspiro.

A pesar de mi situación, encontraba consuelo en la lectura y la música, buscando refugio en los mundos creados por otros. Entre letras y melodías, mi mente se perdía en un oasis de escapismo, donde las cargas se volvían más ligeras y el dolor encontraba momentáneas pausas.

Los días se volvían cada vez más grises y fríos, y mi corazón anhelaba el calor de la presencia de Li Huan. Las llamadas telefónicas y los mensajes eran mis únicos vínculos con él, y cada palabra de aliento que compartíamos me recordaba cuánto lo extrañaba. Aunque la distancia física nos separaba, su amor y apoyo eran mi combustible para seguir luchando.

A medida que el tiempo pasaba, aprendí a adaptarme a los cambios en mi vida. Las restricciones dietéticas, los medicamentos y las visitas regulares al hospital se convirtieron en una rutina constante. Aunque los días parecían una sucesión interminable de desafíos, mi voluntad de vivir seguía ardiendo dentro de mí.

En ocasiones, la oscuridad de mi enfermedad amenazaba con consumirme por completo. Los síntomas se intensificaban cada vez más, y mi cuerpo se debilitaba día tras día, pasé de tener diálisis una vez a la semana a tenerlas interdiarias.

Mientras mi lucha contra la enfermedad renal continuaba, una sombra se cernía sobre mi corazón. Mi amado esposo, Li Huan, había comenzado a alejarse de mí de manera sutil pero perceptible. Sus llamadas, una vez constantes y llenas de cariño, se hicieron escasas y distantes. A menudo, sus respuestas eran cortantes y su silencio me envolvía en un mar de confusión.

Cada vez que marcaba su número, el latido acelerado de mi corazón se mezclaba con el miedo a lo desconocido. ¿Qué había sucedido para que Li Huan se distanciara de esa manera? ¿Acaso mi enfermedad había creado un abismo entre nosotros? La incertidumbre y la soledad se convirtieron en compañeros ineludibles durante las noches solitarias de otoño.

Sin embargo, en medio de mi angustia, una luz brillaba en la oscuridad. Un nuevo doctor había comenzado a atenderme, un joven llamado Wang Yibo. Desde el momento en que cruzamos miradas, su amabilidad y dedicación me cautivaron. A diferencia de otros médicos, que veían a los pacientes como meros expedientes, Wang Yibo irradiaba una calidéz humana que aliviaba el peso de mi enfermedad.

Sus palabras reconfortantes y su sonrisa sincera se convirtieron en bálsamo para mi alma herida. Con cada visita, su presencia iluminaba mi mundo y me recordaba que, a pesar de los obstáculos, la bondad todavía existía en este mundo. Me sentía agradecido por tenerlo a mi lado, pues Wang Yibo no solo era un excelente doctor, sino también una de las personas más genuinamente buenas que había tenido el privilegio de conocer.

A medida que el tiempo avanzaba, mi confianza en Wang Yibo crecía. Sus palabras alentadoras y su apoyo incondicional me dieron fuerzas para enfrentar los días más oscuros. Me escuchaba con atención y empatía, ayudándome a comprender y aceptar los cambios que mi enfermedad imponía en mi vida.

La presencia de Wang Yibo se convirtió en un ancla en medio de la tormenta. Sus cuidados y atención me recordaban que no estaba solo en mi lucha contra la enfermedad. Además de ser un médico excepcional, se había convertido en un amigo verdadero, un faro de esperanza en mi desolado paisaje otoñal.

Aunque Li Huan continuaba distante y evasivo, el apoyo de Wang Yibo me daba fuerzas para seguir adelante. A pesar de las interrogantes que plagaban mi mente.


Así es el otoño, triste y taciturno
donde el amor se esconde y
la esperanza se olvida.

Cuatro estaciones || YiZhan (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora