INVIERNO❄

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En el frío que hiela mi alma,

donde las lágrimas se confunden con la escarcha,

se despliega un paisaje desolado y gélido,

donde la tristeza yace como un manto sombrío.


El invierno se extendía implacable, envolviendo mi existencia en un manto gélido. Las hojas caídas del otoño se desvanecían bajo un manto de nieve, y en mi vida también llegaba el momento de enfrentar desafíos más fríos y despiadados.

Mientras el mundo se sumergía en un paisaje invernal, mi corazón también se enfriaba por las sombras del desengaño.

La relación con Li Huan, que ya se encontraba resquebrajada, finalmente llegó a su triste desenlace. La verdad, cruel e inesperada, se reveló ante mí como una daga que perforaba mi alma.

Hace algunos meses, mi esposo me había estado engañando con alguien más joven, más hermosa y aparentemente saludable. El dolor de la traición se apoderó de mí, destrozando los últimos vestigios de esperanza que albergaba en mi corazón.

Las lágrimas inundaron mis ojos y los sollozos escaparon de mi boca mientras enfrentaba la cruda realidad de la infidelidad de Li Huan. Cada promesa de amor y apoyo que compartimos quedó reducida a cenizas. La sensación de ser reemplazado por alguien más, alguien que podía ofrecerle una vida sin las cadenas de la enfermedad, me devastó emocionalmente.

Mi cuerpo temblaba de dolor y frustración, mientras mi mente se llenaba de preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo Li Huan hacerme esto? ¿Qué había hecho para merecer tal traición? La decepción y el desengaño se enroscaron alrededor de mi corazón como enredaderas de hielo, aprisionándome en un invierno emocional que parecía no tener fin.

Pero no solo enfrentaba el dolor de la traición, sino también las consecuencias cada vez más severas de mi enfermedad renal. Mi cuerpo, ya debilitado, comenzaba a manifestar síntomas más graves. La diálisis ya no era suficiente para mantenerme estable, y los médicos me informaron que solo un trasplante de riñón podría salvarme. Sin embargo, para alguien como yo, sin recursos y sumido en la pobreza, esa esperanza parecía tan distante como una estrella fugaz en la oscura noche invernal.

La tristeza se apoderó de cada rincón de mi ser. La angustia y la desesperanza me envolvieron como una tormenta de nieve, cegando mis sueños y esperanzas. Las lágrimas se convirtieron en mi única compañía, mientras me preguntaba cómo podría superar esta oscuridad abrumadora.

A medida que el invierno se aferraba a mi ser, mi espíritu se quebrantaba bajo el peso abrumador de la enfermedad y el desengaño. La tristeza me envolvía como una sábana de hielo, y una voz susurrante en mi interior me empujaba hacia la rendición. Las sesiones interminables de diálisis y la incertidumbre de un futuro incierto comenzaron a ser demasiado para mí.

Recuerdo haber llamado interminablemente a Li Huan, quería que negara todo, quería que me dijera que él me amaba y que jamás me dejaría pero no sucedió. Se apareció unos días después con una hoja pidiéndome el divorcio. No podía creer lo que sucedía, me dolió tanto tanto que firmé y ví como simplemente se fue después de confesarme que nunca me amo tanto como me dijo.

Fue en un momento de desesperación y desolación que tomé una decisión drástica. Decidí abandonar la diálisis y sumergirme en la oscuridad del olvido. Me encerré en la pequeña habitación que me cobijaba y lloré, dejándome consumir por la tristeza y el dolor. Durante más de una semana, me hundí en la desesperación, como si el invierno hubiera congelado mi voluntad de vivir. Ya no quería nada, pues no tenía ya nada.

Sin embargo, en medio de mi desvanecimiento, un rayo de esperanza se abrió paso. Wang Yibo, desesperado por mi bienestar, decidió desafiar las restricciones que los médicos se imponían a sí mismos. Rompiendo las barreras éticas, se embarcó en una misión para encontrar mi paradero.

Su perseverancia lo llevó a descubrir la dirección de mi escondite, y sin dudarlo un segundo, se apresuró hacia allí.

Cuando la puerta se abrió lentamente, revelando a Wang Yibo, cuyos ojos reflejaban una mezcla de angustia y determinación. Su mirada se encontró con la mía, le grité y le reclamé su presencia. Le dije tantas cosas feas que no se merecía incluso intenté con mis pocas fuerzas empujarlo pero él solamente me abrazó y me sostuvo tan fuerte y seguro que en ese instante, supe que él entendía mi dolor en formas que pocos podrían comprender.

En ese momento, Wang Yibo, con voz temblorosa pero llena de sinceridad, confesó sus sentimientos que había mantenido cautelosamente ocultos desde el día en que nos conocimos. Me habló del amor que había crecido en su corazón, alimentado por nuestra amistad y la conexión que habíamos compartido en los momentos más difíciles.

La sorpresa y el desconcierto se reflejaron en mi rostro mientras intentaba comprender las palabras que brotaban de sus labios. En medio de mi dolor y desesperación, nunca había imaginado que alguien pudiera amarme de esa manera. Su declaración de amor me llenó de un calor reconfortante, una llama de esperanza que comenzó a derretir el hielo que se había apoderado de mi ser mientras lentamente mis pupilas se cerraban y me desvanecía en sus brazos.


Entonces, en el invierno triste y sombrío,

donde las lágrimas se convierten en nieve,

mi corazón encuentra el anhelo renacido.

Cuatro estaciones || YiZhan (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora